Estampas de mi Ciudad
La ONDA está llegando!!!
Lic. Hugo Varela Brown. Redacción
En la maravillosa escuela de la existencia, las lecciones y recuerdos nos llegan cada día, permitiéndonos acumular vivencias y compartirlas con nuestros lectores.
El valor y significado de las cosas sencillas incluye gente que a su manera fue construyendo nuestra historia, la de todos, la de nuestro Flores.
A través del cristal de los recuerdos, siguiendo de cerca el ritual diario de los hechos tan simples como nosotros mismos, llegamos en este viaje imaginario a otro real de muchos años atrás: atento porongueros LA ONDA
VIENE LLEGANDO!
Corrían ya las nueve y treinta de una mañana cualquiera en nuestra apacible Trinidad, el Hotel Central de la familia Nacaratto, hoy sede de Nacional, albergaba en su local contiguo, uno de los varios lugares que tuvo la empresa ONDA (Organización Nacional de Autobuses).
La llegadas de los ómnibus, al igual que las salidas, eran motivo y origen de toda una movida inusual y dinámica, principalmente cuando se agrupaba todo el «clan» de pintorescos canillas comandado por Mustafá Amir y Hugo Llanes, esperando los diarios capitalinos, muchos «canillas» y poca materia prima hacía que todos y cada uno de ellos, rápidos a intentar venderlos, que equivalía nada más ni nada menos a contribuir con el sustento diario.
Era la ONDA también un lugar de encuentros de taxistas, carameleros, maniseros y changadores; estos últimos con sus carros de mano siempre hacían algún peso, al firme estaban en la lucha diaria por el cliente el «Catorce» Ramírez, el veterano Ponce, siempre con sus lentes oscuros y el «Coca Cola» que dependía que le prestaran un carro para largarse hasta el centro para poder agarrar alguna changa. Sin olvidar al querido Quique, aquel que un día dijo que si se terminaba el mundo se iba para Durazno…
El coche de ONDA llegaba y con él, un paisaje diferente, particular y lleno de movimiento.
Los domingos en los viajes de retorno a Montevideo, aquellos que salían a «bichar» las vidrieras del El Kismet, Tienda Libertad, La Oriental, La Palma, se arrimaban como indiferentes a ver quien “se iba pa’ la capital”; regularmente estudiantes universitarios, pobladores que lo hacían a visitas médicas, corredores (encargados de tramitaciones) que debían estar temprano los lunes en Montevideo, entre otros.
En forma exclusiva la ONDA fue por muchos años el medio regular de transporte colectivo desde Flores a Montevideo, el ferrocarril -cuando había- pasaba por Arroyo Grande (Ismael Cortinas) o iba a Durazno.
Sus tres turnos diarios aún mantienen afinidad con las empresas actuales. Al otro día del arribo la vieja Fordson pintada de blanco con el histórico distintivo del «galgo» iniciaba el reparto de encomiendas, junto al «Copete» Robert en su bicicleta, quien hacía kilómetros en la entrega de cartas. El envío vía ONDA duraba como máximo dos días, mientras que vía Correo la entrega demoraba unos diez días.
Otro rasgo particular y singular resultaba el pasaje que levantaba en las zonas rurales, pues generalmente viajaban parados «hasta el pueblo», dialogando en voz alta sobre los sucesos del día… parte de un folklore que aún perdura en otras condiciones y contexto.
El motor de la ONDA ya “rugía” al entrar en la actual Aparicio Saravia, los canillas esperando en la Plaza iban vociferando el acontecimiento: «entró el coche… vamo’ arriba!!!
En esta histórica evocación del paisaje que rodeó la ONDA, no podemos dejar de mencionar al famoso “Plato”, un chofer popular, que a veces paraba unos minutos en el boliche de Mechoso, donde levantaba algunos kilos de cordero para luego apretar el acelerador en la ruta 3. De ahí la expresión popular: “Viajas con El Plato, llegás temprano”.
Avatares empresariales y financieros y el piquete fatal del “progreso” hicieron desaparecer los tradicionales coches del «galgo», luego de tantos años de estar incorporados a la historia e identidad, no sólo de Flores sino del Uruguay todo. Otras empresas se hicieron cargo de cubrir las extensas rutas y caminos por los que llevaron a maestros rurales, alumnos, vecinos del campo, pasajeros regulares desde la Plaza Cagancha de Salto a Bella Unión, de Maldonado a Fray Bentos, de norte a sur y de oeste a oeste.
El vínculo afectivo y particular con guardas y choferes, dejaba entrever lo peculiar de la vieja y querida ONDA…