Teatro Municipal «Artigas»
Trinidad inició el siglo XX con una sala teatral, el “Unión”, que al mismo tiempo era cancha de pelota, sobre calle 25 de Agosto, donde hoy se levanta el Círculo de Pelota “Polo Bessonart”. En su doble función subsistió hasta la década del 30.
La actividad artística pueblerina también se desarrollaba en el Club “25 de Mayo” o en el salón blanco del Centro Democrático. En varios lugares también era posible realizar funciones de “biógrafo” (cine).
Trinidad tenía deseos de contar con una sala teatral adecuada, pues en 1910 un grupo de emprendedores pensó levantar el “Teatro General Quinteros” en la actual calle Fondar casi Inés Durán, iniciativa que no prosperó.
En el seno del “Centro Democrático”, la idea de construir un teatro se expresó por primera vez en una asamblea de socios el 14 de julio de 1911 y fue aprobada.
El financiamiento llevó prácticamente a hipotecar la sede social y a una sacrificada lucha por colocar Acciones de $ 500 que luego se redujeron a $ 250 y se vendieron en Trinidad y en Montevideo.
La propuesta que se llevó adelante fue la efectuada por Sebastián Martorell a un costo de $ 19.000 pagadero en seis cuotas.
Ya en 1912 se decidió que el nombre del futuro coliseo sería “Teatro Artigas”.
La “casa Guido” se ocupó de la decoración del salón; Rada y Baroffi tomaron a su cargo el escenario, Juan Piantini confeccionó el piso de la platea, que mediante un ingenioso sistema de gatos se eleva y nivela sobre el escenario; y la Casa Giorello envió las sillas.
Los asociados del “Centro” debieron esforzarse aún más, pues los muebles y la instalación eléctrica, con costosas arañas e iluminación especial para los bailes de carnaval llegan a la suma de $ 6.000.
No terminado aún el edificio y con las instalaciones provisorias de luz y localidades, se abren las puertas de la sala el 14 de julio de 1917 para realizar un gran homenaje a Francia.
La inauguración oficial se produjo el 20 de octubre de 1917: integraban la Comisión Directiva del centro Democrático: Felipe Ortiz, Presidente; Juan Idiarte, Juan Berhouet, José R. Gazzo, Nemesio Borrallo, Pablo Xiviller, Ovidio Carvajal y Juan Bula.
Por su escenario desfilaron compañías teatrales nacionales y extranjeras. En el plano cinematográfico, fue testigo de toda la evolución del cine, desde las películas mudas al cinemascope.
Entre las concesionarios mas reconocidos fue la empresa “Rivas – Xiviller”, que realmente marcó una época.
En 1946, ante dificultades económicas, la Comisión Directiva del “Centro Democrático” decidió vender la sala a la empresa que lo estaba usufructuando en $ 25.000, posteriormente Roberto Rivas adquiere la parte de su socio.
La “Empresa Rivas y Xiviller” ofreció su última función cinematográfica el 15 de mayo de 1967, luego del ocaso de las exhibiciones cinematográficas en grandes salas.
Luego el pueblo volvió nuevamente a él con los bailes del “Cilindro Musical”.
En 1980 cesó la actividad y fue arrendado por la Intendencia Municipal de Flores, la cual requirió la colaboración de Carlos Menck Freire, quien armonizó todos los detalles que aún se podían aprovechar.
Reabrió como sala teatral. Tras un paréntesis en las actividades municipales y un nuevo intento de funciones cinematográficas por particulares, el 10 de junio de 1983 fue adquirido por la Intendencia Municipal de Flores.
Desde que el “Teatro Artigas” es propiedad de la comuna, la actividad actualmente allí desarrollada es básicamente teatral y musical, y en su hall de entrada se han realizado exposiciones tanto artísticas o históricas, como culturales.