¡Nacional! Aquel del ‘50 y…
Antonio Carbajal García
Esta mañana, no sé si me invadió la melancolía, me llevó a contemplar fotos de ayer.
Con un dejo de tristeza me detengo a contemplar una foto de Nacional, aquel del ‘50 y…, quizá esa tristeza por los que ya no están, ¡qué escuadra!, lo escribo con cierta vanidad.
Aquel Nacional de un gran presidente, trágicamente desaparecido, el farmacéutico Emilio Debellis, de Humberto Naddeo, David Agosto, Walter Listur, Toto Real, Vidal Cabalé, Dr. Servando Pereda, J. Barrios, perdón los que escapan a mi memoria.
¿Te acordas Pepe aquellos años futboleros con la tricolor?, como los hemos de olvidar, los que podemos aún evocarlos, Dios mediante, aquí una furtiva lágrima asoma en mis cansados ojos.
Es una foto hablada, de aquel Nacional, la contemplo absorto, veamos, Milton Carbajal, helvético, que zaguero, derrochaba seguridad en el fondo; Juan Imken, fraybentino, copaba el medio campo; Da Silva, capitalino, inteligente entre ala; el josefino Cacho Menéndez Senatore, positivo hombre gol; a su lado Pepe Benvenuto, hábil y endiablado con la pelota en sus pies, enamorado de las redes; Orosmán Ferrer, aguerrido defensa; César Moreira, zaguero recio de gran ubicuidad como adelantado; Ricardo Reyes, marcador de punta, implacable y celoso custodio del puntero; Emilio Quinteros, poli funcional, garantía en defensiva, inteligente cuanta atacaba; Rubén Barreto, soberbio puntero zurdo, dribleador y muy veloz; completan la foto Luis A. Reyes, botiquín y el Toto Real, delegado ante la L. D. de F.1
Alternaron en filas tricolores, Florentino Pintos, el Dr. Cholo Ottegui, Noé Cantera, N. Palavechino, capitalino, provenía de Central (AUF); Hugo Campero, rionegrense, pasó a Liverpool, integrando poco después la Selección Uruguaya que compitió en un Sudamericano; N. Videla, arquero suplente; Félix Ramírez (Chirimino) hace muy poco partió para el viaje sin retorno, tricolor de alma, medio zaguero recio y batallador, una gloria tricolor; Atilio García, goleador por excelencia en el fútbol profesional, ídolo bolsilludo, argentino de Junín; ya en el ocaso de su brillante carrera deportiva lo contrató nuestro Nacional, era una emoción que se repetía salir al campo de juego para defender esa enseña mundial, te latía en el pecho dos corazones y con Atilio recibiendo desde la tribuna el cálido aplauso de la falange tricolor, para quien escribe haber vivido esa realidad que nunca hubiera soñado, me invade una oculta vanidad; qué tiempos aquellos Pepe!, el lejano ‘50 y aquel Nacional.
1 ¡Que me va a quedar en el olvido!, Cándido Plaza, que equipier de lujo, celoso con la indumentaria deportiva que nos esperaba siempre para vestir en vestuario, luciendo impecable.