Otro hermoso ejemplo del “ser uruguayo”

El mundo entero hoy habla de Uruguay, destacando a una de sus tradiciones que más lo distinguen. Tradiciones que están metidas en las raíces mismas del ser uruguayo: el fútbol.

El triunfo de la selección de Uruguay sobre Inglaterra en Brasil, donde se disputa el Mundial de Fútbol, nos conmovió a todos los uruguayos pero no nos sorprendió. No nos sorprendió porque en todos los planos el Uruguay está acostumbrado a dar ejemplos de grandeza.
Los titulares de los diarios de todo el mundo destacan ese modelo, ellos sí sorprendidos. Tal vez sin querer admitir que una y otra vez esta nación –todavía desconocida para muchos en el concierto internacional- ha dado lecciones propias de ese “ser uruguayo” inclaudicable y honesto consigo mismo, que tiene fuerzas para levantarse y seguir luchando luego de una derrota.
No es euforia lo que nos gana a la hora de expresarnos, es la necesidad de destacar un atributo que nos identifica como pueblo. Un pueblo que es capaz de sobrellevar un fracaso momentáneo y transformarlo en victoria por medio de las convicciones, anteponiendo el “se puede” al “no se puede”.
Y esto es válido para todo quehacer uruguayo, no solo en el fútbol, que por cierto ha dado miles de ejemplos que son orgullo nacional, pero que mañana puede quedar afuera del Mundial por circunstancias del juego. No importa, nos aferramos a lo que demostraron ayer once hombres en una cancha de fútbol, poniendo el corazón por una causa que era de todo un país.
Eso es sobre todo una lección que se deja a las nuevas generaciones, que aunque nazcan con esa identidad del “ser uruguayo”, mucho vale ver, sentir y contagiarse de esa grandeza probada por otros compatriotas.
El “se puede” volvió a triunfar sobre la desesperanza, y ese es un motivo para sentirnos orgullosos, pero sobre todo comprometidos con ese sentimiento que nos distingue en el mundo.
Es cierto que los uruguayos somos de manifestar nuestras diferencias, y la prueba está en el plano político, donde en la reciente campaña electoral los precandidatos se expresaron con absoluta libertad planteando sus propuestas, marcándose en esa instancia la diversidad de opiniones. Debates que fueron álgidos en ciertas circunstancias, porque así somos. Pero otra verdad es que a la hora de anteponer los intereses de la nación por sobre otros intereses, ninguno duda de ponerse en la misma línea para resguardar al país de cualquier contingencia.
Así es que hemos asombrado a muchos en el mundo, cuando los medios de comunicación difunden las imágenes del Presidente junto a los líderes de la oposición, o los candidatos de todos los partidos juntos poniéndose de acuerdo cuando se trata de proteger los intereses de la nación.
Es otro ejemplo de identidad nacional que corresponde destacar.
Ese es el “ser uruguayo” que, como ayer en Brasil, se exhibió al mundo entero.