Neoliberalismo: El fracaso de un modelo
Lic. Hugo Varela Brown
Redacción
La investigadora e historiadora canadiense Naomi Klein en su libro denominado “LA DOCTRINA DEL SHOCK: AUGE DEL CAPITALISMO DEL DESASTRE”, realiza un profundo análisis de las “leyes” que se imponen en la doctrina neoliberal, expresando un duro ataque a sus principios, principalmente a la famosa teoría del libre mercado, la que luego de profundos estudios pudo comprobar sus rotundos y funestos fracasos para las sociedades en las que fueron practicadas al pie de la letra, existiendo aun hoy a nivel latinoamericano sectores socio-políticos que sin mencionarlo se aferran a ella.
El término fue acuñado por el académico alemán Alexander Rustow en el año 1938 el cual la definió -con cierta vaguedad- dentro del sistema capitalista como modelo a aplicar. Por algunos años esta terminología dejó de aplicarse, retomada en el campo económico por parte de varios gobiernos regionales, según directivas concretas de los organismos financieros internacionales; camino que se inició en el caso uruguayo luego del denominado “impulso batllista” en el inicio de la década del 60 al asumir un gobierno colegiado de los partidos tradicionales. Luego en las dictaduras militares y en los gobiernos democráticos posteriores de los 80, 90 y etapas iniciales del siglo XXI, las recetas -con sus variantes- del neoliberalismo se extendieron a lo largo y ancho de nuestra América Latina, sembrando hambre, miseria y una gigantesca concentración de la riqueza en pocas manos, tierra incluida.
Se le conoce también como “liberalismo tecnocrático”, pero los analistas especializados en economía afirman que el término no define una teoría económica concreta ni una filosofía política en profundidad, sino que agrupa un conjunto de ideas básicas que lo definen siguiendo determinados parámetros económico-financieros.
En la actualidad ha sido aplicado en la UNIÓN EUROPEA provocando en países como España, Portugal, Grecia, Italia, una de las más grandes crisis de la civilización occidental de los últimos tiempos, junto a la que había estallado en los Estados Unidos años atrás.
Las explicaciones de una crisis universal en donde proliferaron las coordenadas neoliberales, aplicadas a millones de seres humanos, tanto de países ricos como de los llamados “emergentes”, fue un fracaso luego reconocido y sufrido por más de la mitad de la humanidad. Dicho fracaso lo reconocieron con otros nombres pero con el mismo modelo, los propios directores del FMI (Fondo Monetario Internacional).
En otras regiones del Planeta su definición es muy ambigua –existiendo dentro del capitalismo variaciones y aplicaciones heterogéneas del modelo- pero su política, ampliamente reconocida debido a sus consecuencias para las grandes mayorías: latinoamericanas, asiáticas y africanas (luego europeas y norteamericanas) han sido impávidos testigos de las consecuencias para millones de personas en lugares donde la riqueza en tierra y recursos naturales es abundante estando fuera del alcance de los más desposeídos.
Esta es una de las premisas básicas del modelo: La concentración de la riqueza privatizada, es ahí donde mandan las grandes empresas multinacionales muchas veces en connivencia con gobiernos títeres locales, los ejemplos son innumerables, los resultados… macabros!
La definición neoliberal, agrupa ideas y teorías económicas donde se fortalecen las posiciones de la denominada escuela neoclásica, sosteniendo algunos de los siguientes parámetros, que han contribuido a las crisis de la etapa que nace en la década del 60, continúa y se agrava en los procesos dictatoriales y se consolidan a nivel latinoamericano y uruguayo durante las décadas del 80 y del 90, denominadas por varios investigadores internacionales en la materia como: “Las décadas perdidas”.
En Uruguay la gran crisis del 2002 –por todos sufrida- arrastró a mucha gente a perder propiedades, productores rurales medianos y pequeños en un gigantesco endeudamiento y la elevación de la deuda externa que se pregonaba como “obligación ineludible a pagar” por parte de las futuras administraciones.
LOS PRINCIPIOS MÁS IMPORTANTES DEL MODELO SON: 1- el libre mercado equilibra a la sociedad (se debe dejar actuar), 2 – desregulación de la economía, 3 – reducción o menor intervención del Estado en la economía (uno de los ejemplos uruguayos fue el intento de privatización de Antel en 1992 y posteriormente del agua potable en varias zonas del país), 4 – Privatización de la previsión social, 5 – exagerado mercado informal de trabajo, 6 – desaliento hacia los trabajadores a sindicalizarse, 7 – desigualdad social, 8 – flexibilización laboral, con la característica de aumento de poder empresarial, 9 – presupuestos sociales vistos y aplicados como “gastos” y no como inversiones, 10 – Elevada inflación, 11 – endeudamiento público y privado, 12 -.Altas tasas de desempleo, 13- migración regional e internacional, 14 – baja atención y presupuesto para la educación y la salud pública, 15 – ataque a políticas de inclusión social.
Uno de los casos más claros fue el acontecido con la Educación Rural uruguaya siendo una de las más castigadas con escuelas casi sin apoyo estatal, teniendo al maestro como “único guerrero que combatía al neoliberalismo rural”, situación afirmada por los propios sindicatos de docentes de la época.
El economista Milton Friedman fue uno de los más firmes defensores de este modelo, quien introdujo la teoría del “rol de las expectativas”, el cual confiaba en que el mercado conduciría a solucionar las desigualdades sociales. Ejerció enorme influencia dentro de los países latinoamericanos simpatizantes de estas políticas, sobre todo en la década del 70, siendo Pinochet uno de sus más entusiastas sostenedores, promoviendo la famosa Escuela de Chicago (“los Chicago boys”), que decía: “la economía de mercado es la única medicina, es necesario la liberalización económica para afianzar la democratización política…”.
Los hechos de la historia le dieron la espalda a todos los que han querido aplicarla, (incluidos M. Thatcher, los Bush y Obama). El período que nace a fines de la década del 60 hasta los primeros años del siglo XXI se ha caracterizado en la mayoría de países latinoamericanos de prácticas neoliberales que han contribuido a una gigantesca acumulación de riquezas y lujos para minorías oligárquicas.
Otra de sus características -no publicitadas en las teorías de la Escuela de Chicago, pero sí llevadas a la práctica- ha sido unir tres factores claves de la sociedad que se han apoyado recíprocamente: el político, los grandes medios de comunicación y los empresarios nacionales y transnacionales, trilogía que ha trabajado sin pausas para derribar gobiernos democráticos con perfiles más progresistas y con una mayor intervención del Estado en la sociedad (Ecuador,Bolivia,Venezuela por ejemplo) en base a otros parámetros de desestabilización, dejando la fuerza militar a un lado para prevalecer la fuerza económica, los boicots de precios, los desabastecimientos, las guerrillas paramilitares por mercenarios, y la permanente y poderosa presencia de los grandes medios de comunicación, protagonistas infaltables del modelo.
La otra modalidad operativa se basaba antes y después de las dictaduras en enviar “agregados técnicos” o “expertos en educación” para orientar a los gobiernos “incapaces”. Tal como lo hizo la CIA (Central de Inteligencia Americana), con Dan Mitrione que llegó al Uruguay como “técnico de desarrollo agrícola”, siendo el gran maestro de las torturas, protegido por dictadores y civiles acompañantes de turno.
Si bien hay sectores de la sociedad que evitan ser denominados neoliberales -definición vinculada a las terminologías de derecha- ambas palabras no aparecen en sus prédicas políticas ni en las tribunas electorales pero el status social y antipopular de sus defensores les impide apartarse del modelo- las bases de sus ideas se fortalecen en la práctica al ascender al gobierno-.
Los ejemplos a nivel latinoamericano se conocen tan sólo poniendo nombres y apellidos en el Google de nuestra computadora… El concepto de que los agentes privados resultan más eficientes que el Estado, para que la riqueza pueda ser mejor repartida, es una falacia neoliberal, a quien no le interesa en absoluto la distribución de esa riqueza generada por el trabajo humano, sino que la concentra en pocas manos como lo ha hecho históricamente con la tierra. Basta preguntar a las colectividades indígenas como las ha tratado el modelo.
Otro hecho fundamental de los duros años neoliberales en varios pueblos latinoamericanos ha sido el combate sin pausas a esas comunidades indígenas, a quienes se les ha quitado sus riquezas naturales para vendérselas a las multinacionales, los ejemplos aquí también abundan.
La famosa teoría de la flexibilización laboral, que perjudicó a los trabajadores, y la teoría de la “apertura de fronteras”, trajo consigo la decadencia de las empresas cooperativas, pequeñas y medianas, donde en la “selva neoliberal” cada cual se arregla como puede.
Lo que estamos describiendo ha sido investigado, difundido y corroborado por organismos internacionales como la OIT, la UNICEF, la FAO, UNESCO, etc. Las nuevas tendencias de la economía internacional ya están descartando al neoliberalismo, luego de las grandes crisis europeas actuales.
El surgimiento de gobiernos con otras tendencias de mayor inclusión social, apertura sindical y laboral, con leyes sociales de profunda importancia han beneficiado a varios pueblos latinoamericanos, algunos técnicos lo definen como una especie de “capitalismo social” de acuerdo al país o región que se analice.
Al propio gobierno americano a través de su Congreso les han hecho llegar sus críticas al Presidente Obama acerca de las ayudas que han debido realizar a países europeos para salvar bancos, financieras y empresas multinacionales acosadas por la crisis y decadencia del neoliberalismo (aunque se cuidan mucho de no definir el modelo fracasado, culpando las crisis a “factores externos”).
Son aspectos poco difundidos en las tribunas electorales pero que están presentes en la idiosincrasia y la aplicación de planes económicos de muchos grupos políticos en los cuatro puntos cardinales de las oligarquías latinoamericanas que como decía líneas arriba hacen funcionar magistralmente la trilogía de poder, en base a la gran colaboración de poderosos medios de comunicación.
Uno de los puntos neurálgicos al tomar decisiones contiene el principio más sencillo de entender: conocer con nombre y apellido, quien levanta la mano y quien no en los parlamentos latinoamericanos al momento de votarse programas, proyectos y leyes de inclusión social que tienden a favorecer a los más desposeídos, a reducir las tasas de desempleo y a promover derechos a favor del sexo femenino, a decidir en la salud reproductiva y la posibilidad de hacer convenios internacionales que permitan mejorar la calidad de vida de la gente.
Dos palabras finales sobre un tema que estaremos analizando en otro momento: la migración, deportación y expulsión de millones de personas en el mundo es otra consecuencia medular de la política neoliberal. Basta con analizar ligeramente Honduras, con 50% de pobres y el mayor presupuesto militar de la región, El Salvador y Guatemala para corroborarlo, porque para vivirlo está lejos de nuestra sureña imaginación.
Otras noticias que algunos grandes medios se han “olvidado” de difundir, pero que están allí acusando, ha sido la cruda realidad de más de cuatrocientos mil personas que han intentado buscar el “sueño americano” a través de la frontera mexicana, y la deportación de más de dos millones de centroamericanos durante la presente administración yanqui. Los resultados hay que preguntárselos al modelo.
Las cuatro industrias más grandes en armas del mundo -norteamericanas claro está- se frotan las manos y su gobierno expresa que interviene en otras tierras en pro de la “pacificación”, que es parte del neoliberalismo que vomita hambre y miseria… también en Sudán donde más de cuatro millones de personas no tienen como alimentarse.
Allí la historia nos enseña porqué pueblos africanos están así, mientras el modelo sigue su fantasmagórica obra…