“Actuando de oficio…”
Definición: “Actuar de oficio es una resolución o decisión administrativa o judicial, que puede ejecutarse en varios planos, en el cual no existe necesidad de intervención de parte interesada, se realiza por voluntad jerárquica, sin que nadie solicite una actuación”.
Los hechos que van incorporándose a la ciencia histórica se componen de las más diversas fuentes y disciplinas, antropológicas, sociológicas, comunicacionales, de la sicología deportiva, de redes sociales, etc. a través de una planificación determinada que se estructura dentro de un contexto.
Dicho contexto varía según las posiciones que van tomando los sucesos que les dan su origen, por lo que, según los elementos que lo integran, algunos pueden tener una fugaz y cambiante duración, así como innumerables interpretaciones.
Otra perspectiva muy utilizada es hacerse eco de lo que otros expresan y crean cadenas que se multiplican en forma gigantesca sin llegar a tener una real comprobación de los hechos, éste fenómeno se ha dado en grado múltiple en el caso que nos interesa.
Importa también la ubicación geopolítica desde donde se emite el comentario, o la resolución, o desde donde se toman las decisiones que afectan a las partes, juegan una serie de factores que a veces no salen a luz, pero resultan determinantes en los hechos y sus consecuencias. Por ejemplo, los indios en América Latina eran considerados “salvajes” por parte de la civilización occidental, mientras ellos se catalogaban y eran creadores de una cultura autóctona, valedera, original que permitía el equilibrio ecológico.
La historia de la conquista, unida al saqueo de las riquezas americanas, de acuerdo a objetivos y actos administrativos, hicieron que los europeos se vieran obligados a “actuar de oficio”, pues se consideraban “únicos dueños de la verdad” y por derecho divino había que “salvar” la civilización universal interviniendo como “jueces” en la evangelización y occidentalización indígena, incluyendo penalización y castigo.
Para determinar “justicia y orden” intervinieron de oficio” -sin que nadie los llamara- también en el Africa para “poner orden y pacificar” como defensores de un mundo al que esquilmaron con el mayor tráfico humano y saqueo de riquezas de la historia.
En la lejana y sombría etapa dictatorial de Duvalier en Haití, la FIFA actuó de oficio contra un jugador de la selección de ese país, a quien penalizó al regresar a su tierra. Fue torturado y recluido en una cárcel por dos años por el despótico régimen.
El organismo de alzada que entonces poseía la FIFA para el seguimiento posterior del deportista faltó con aviso, teniendo mecanismos para su intervención ante la pena decretada por la sangrienta dictadura.
Tampoco actuó de oficio en la agresión de Zinedine Zidane en el Mundial de España, ni tampoco lo hizo ante la doble fractura ocasionada por un francés a un nigeriano en el Mundial en disputa, o en los arteros codazos de Neymar que todo el mundo pudo observar, luego lesionado fuertemente por Zúñiga.
La TV Globo brasilera se cuidó mucho de no reiterar las provocaciones de Neymar pero abundó en detalles sobre su lesión, reiterando imágenes una y otra vez del caso Suárez en forma satírica e irrespetuosa para con la selección uruguaya, al igual que nuestros “hermanos” del Plata,que en sus canales sensacionalistas de “chatarra barata” se encargaron de “actuar de oficio” atacando al jugador uruguayo ante los hechos de notoriedad.
Vergüenza e indignación ante nuestros grandes vecinos. Nada podemos extrañarnos del periodismo inglés, imperialista, aristocrático y mediocre como su selección.
El antropólogo uruguayo Daniel Vidart sostiene en una fundamentación sobre el mal manejado caso de nuestro compatriota, que la FIFA actuó siguiendo los viejos conceptos históricos de la civilización occidental con neto predominio: “etnocentrista y racista”.
Se nos hace difícil negar la supremacía del mundo occidental en todos los órdenes; el presente indica que las grandes potencias como Alemania, Inglaterra, Italia (éstas últimas eliminadas en el Mundial por un pequeño país de muchos títulos de nombre URUGUAY), así como Brasil y Argentina en estos lares, marcan el ritmo de instituciones que rigen –en este caso- al fútbol mundial, así sea en la integración de autoridades como en las grandes decisiones, bajo la gigantesca presión de sus medios de comunicación .
Mientras esto sucedía el Rey Juan Carlos en España, sin actuar de oficio abdicaba al trono, dejando a su hijo y señora esposa -acusados de algunas travesuras- el reinado, pero poco caso se le dio en la prensa, por ocurrírsele ser Rey durante un Mundial!
Los únicos que se veían eran los que pedían referéndum para terminar con los privilegios de la decadente realeza. A saber, veamos los aspectos medulares del tema en cuestión, en base a los siguientes comentarios… que resultan ser tan solo: UNA OPINIÓN MÁS en un affaire que ha tocado intereses deportivos y morales del país en su conjunto.
La balanza de la “justicia” de la FIFA, se inclinó utilizando el platillo más débil, hiriendo la dignidad de un fútbol heroico y glorioso como el uruguayo, y esto sin dejar de reconocer los errores cometidos por seres humanos a los que se les juzga –como a Suárez- con la mayor pena que se haya conocido en la historia de los mundiales.
Por su poderío e infraestructura, sin la FIFA y su séquito no podrían existir los mundiales, se hacen, se juegan y se acatan según su tiránico entender, por más discursos en cadenas que realicen sus altos directivos para justificar lo injustificable.
En lo referente a Luis Suárez, poco más podemos agregar de lo que ya se ha dicho, tan sólo hemos extraído de los hechos y sus derivaciones las siguientes conclusiones: 1) Suárez mantuvo tres posiciones diferentes que dejó mal parados a todos los que lo defendieron.
2) Pidió disculpas sobre la base de un asesoramiento español que presionó a los miembros del Tribunal a efectos de obtener determinados objetivos, logrando que el mismo presidente de dicho Tribunal -por la presión del dinero y del Club Barcelona- saliera modificando el fallo inicial, el cual puede variar nuevamente al momento de ser publicadas estas líneas.
3) Destaco la brillante conferencia de prensa del maestro Tabárez que con la “cancha que dan los años” no quiso hablar del tema ante el acoso de mediocres mandaderos como son los periodistas ingleses.
4) El jugador infractor, Sr. Luis Suárez, debió haber pedido disculpas no sólo al italiano que lo “quemó”, sino a autoridades, jugadores, y pueblo uruguayo con la misma sinceridad que reconoció su error.
5) El fallo final tendrá cierto valor para la selección uruguaya y para nuestro país, en caso que puedan reducir la pena de 9 partidos, pues lo otro tan sólo facilita la transferencia, quedando mal parado nuestro glorioso fútbol uruguayo.
6) Como expresa el antropólogo Vidart: no se pudo comprobar el hecho en forma fehaciente y contundente, por ninguno de los videos analizados, sin dejar de reconocer que pudo haber ocurrido o bien que haya sido un suceso accidental sin tener la voluntad de hacerlo, por más disculpas realizadas por el jugador.
7) No puede descartarse que el jugador Suarez pueda recibir ayuda profesional a efectos de no repetir los hechos que lo afectan a él y a todo el Uruguay deportivo.
8) Los expertos en la materia a nivel internacional (OIT) alegan que no puede negarse el derecho al trabajo al jugador, habiendo organismos a quienes recurrir como la propia OIT y el TAS (este último significa en francés Tribunal Arbitral du Sport, creado en 1984 con sede actual en Lausana, Suiza, fundado por el Comité Olímpico Internacional para atender casos de deportistas).
9) Se reconoce –ante el mensaje y la reacción de los medios y de la ciudadanía- un hecho de gran importancia emocional y colectiva pocas veces visto en los últimos años, generado por la actitud de una persona física ante la reacción arbitraria, desproporcionada e insólita de un tribunal internacional en un acontecimiento de corte universal como el Mundial de Brasil.
10) No logramos explicarnos porqué se comenzó a exponer una pancarta que expresaba NO AL RACISMO en los cuartos de final y no se hizo desde el inicio del Mundial, cuando hubiera sido lo correcto, pues había selecciones africanas, musulmanas, de afrodescendientes nacionalizados, que podría haber dado más razón de dicha defensa… tal vez la FIFA haya “actuado de oficio” con dicha pancarta.
11) En otro aspecto se comprobó que selecciones como Chile y Colombia, no pueden entrar nunca a la historia… pues en los momentos de decisión faltan con aviso. Desde uno de los países más gloriosos del Planeta Fútbol denominado Uruguay, en el cual la garra charrúa y guaraní ha sobresalido en su dignificado historial, se espera con expectativa que algún Organismo Internacional de Derechos Humanos actúe de oficio contra la FIFA, de lo contrario como dice Eduardo Galeano en sus “Venas Abiertas”: “Siempre unos países se especializan en perder y otros en ganar”.