El Diputado Ricardo Berois analiza y pregunta, el Ministro Bergara responde

ECOS DEL PARLAMENTO

RENDICIÓN DE CUENTAS Y BALANCE PRESUPUESTAL 2013

El Representante Nacional por Flores Esc. Ricardo Berois analizó aspectos de la Rendición de Cuentas y Balance Presupuestal 2013 en la Comisión de Presupuesto integrada con la de Hacienda. El análisis aborda diferentes áreas de carácter social, productivo y económico.

“En cuanto a la medición de la pobreza, cabe destacar que se utilizó el indicador de ingresos. Sin embargo, se podrían tomar otros indicadores ‑así lo señaló el Ministro‑, como el de las necesidades básicas insatisfechas y, en ese caso, cambiaría el cuadro que se nos da, sobre todo en lo que respecta a la clase media y a la pobreza. Si bien el punto de vista que se ha elegido se puede adoptar para el análisis, no debemos dejar de ver que la pobreza siempre se ha intentado medir por las necesidades básicas insatisfechas.
El señor Ministro también se refirió al turismo y a la producción de bienes. Con respecto al turismo debo decir que es cierto que los indicadores expresan la no concurrencia de los turistas argentinos, pero también sabemos que los turistas argentinos recorren el mundo y no vienen a Uruguay porque es caro. En cuanto a la producción, estoy totalmente de acuerdo con que hay que producir más: nuestro nivel lo podemos mantener produciendo cada vez más. El problema es que no se produce más no porque no se quiera, sino porque es caro producir en Uruguay y los costos de producción son cada vez mayores. Hoy hablé del arroz, pero también podemos hablar del trigo. Se necesita producir 3.600 kilos de trigo por hectárea simplemente para llegar al nivel de rendimiento necesario para abatir los costos. Si miramos la tabla de la producción de soja en Uruguay, podemos ver que en el año 1991 se producían entre 20.000 y 28.000 hectáreas de soja, mientras que en la última zafra se produjeron más de 1:000.000 de hectáreas. El peligro que corremos los uruguayos es que se está previendo que se va a producir menos trigo y menos soja por los costos de producción que ello tiene.
Lo mismo sucede si analizamos los indicadores de lo que cuesta producir un litro de leche o un kilo de carne. Y esos costos se pueden mantener mientras el nivel de precios de los «commodities» en el mundo se mantenga. Ahora, como bien dijo el señor Ministro, China está tendiendo a estabilizarse más bien hacia la baja en la compra de estos productos. O sea que son cosas que tenemos que prever porque van a incidir mucho en la economía del país.

No voy a profundizar en el tema de la inflación. Si bien se ha superado el rango meta previsto, que era entre un 3% y un 7%, el Ministro lo explicó bien e, inclusive, lo comparó con el nivel de la región.
En cuanto al nivel de reservas -actualmente hay un monto de US$ 18.000:000.000-, que es importante porque es lo que marca la deuda neta del Uruguay, quisiera saber cuál es el monto que el señor Ministro entiende es el mejor grado de resguardo y si estamos en ese nivel o se va a aumentar.
Si analizamos el gasto de funcionamiento, Subsidios y Subvenciones en las transferencias que se han hecho, vemos con preocupación el nivel de asistencias al Fonasa: el primer año fue de un orden de los US$ 20:000.000, ahora estamos en el orden de casi US$ 300:000.000 y hay previsiones de mayor incorporación, los jubilados y los cónyuges. Por lo tanto, quisiera saber hasta dónde llegaremos y cómo haremos para sostener este nivel de transferencias.

El otro tema sobre el que quiero preguntar tiene que ver con la flexibilización del acceso a las jubilaciones, ya que en la página 230 del Informe Económico‑Financiero se expresa: «la Ley N° 18.395 del año 2008, flexibilizó las condiciones de acceso a la jubilación. Los costos efectivos de esta modificación han excedido significativamente las previsiones y podrían continuar incidiendo en los próximos años». Por consiguiente, quisiera saber qué cantidad de dinero debemos esperar tener en el futuro para que se sigan concediendo jubilaciones al amparo de dicha ley, o sea, qué previsiones se deben tomar para lograr esto que ustedes mismos nos están informando, que está generando en el Banco de Previsión Social un déficit que nos preocupa mucho y que tenemos que sostener con las transferencias del gasto del Estado”.

LAS EXPLICACIONES DEL  MINISTRO DE ECONOMÍA Y FINANZAS
El Ministro de Economía
“En cuanto a los indicadores de pobreza, cabe señalar que no presentamos la evolución de la pobreza solamente en base a los ingresos, sino que incorporamos también gráficos que esencialmente muestran el mismo dibujo, o sea, una reducción sustancial en la pobreza y en la indigencia, derivados de lo que se llama carencias sociales, que es un poco la contracara al tema de las necesidades básicas insatisfechas. También hay análisis de necesidades básicas insatisfechas que se hacen desde hace ya unos cuantos años y la evolución de eso también muestra un dibujo similar de mejora sustancial al respecto.

Precisamente, en la página 119 del informe se hace referencia a que analizamos la pobreza con lógica de multicriterio, superando la visión de considerar solamente los ingresos como elemento determinante. Lo que pasa es que a veces hay que ir a algún indicador sencillo, sobre todo cuando se plantean comparativos internacionales y, obviamente, se reflejan los ingresos.
Nosotros tenemos una visión más integral, más multicriterio y pretendimos trasmitirla en la presentación. Insisto en que, considerando cualquiera de todas esas lógicas de ingresos, carencias sociales o necesidades básicas insatisfechas, los estudios muestran el mismo proceso: una reducción sustancial de los niveles de pobreza e indigencia y una mejora importante en el bienestar social.

Por otra parte, el turismo siempre es un tema de preocupación, porque se trata de una industria importante para nuestro país, en la que inclusive tenemos ventajas competitivas. El problema es que a veces nos quedamos en una discusión de muy corto plazo relativa al número de turistas. Obviamente, las medidas que se toman en Argentina y demás fomentan esa discusión. Sin embargo, debemos mirar el trazo grueso; estoy seguro de que la Ministra Kechichián se va a explayar en este tema cuando concurra a la Comisión. Me refiero a que una década atrás, venían al Uruguay 1:800.000 turistas. Ahora, vienen 2:800.000. En 2013 llegamos a los 3:000.000.
Además, no solamente se debe tener en cuenta el número de turistas. Hay que analizar lo que ello significa en materia de infraestructuras y servicios. Para recibir un millón más de turistas se necesitó y se necesita mucha inversión en hoteles, servicios turísticos, etcétera.

¿Qué estamos un poco abajo que el año récord, que fue 2011? Sí. Sin embargo, debemos considerar que recibimos un millón de turistas más que una década atrás.
Por otra parte, desde el punto de vista de las políticas de turismo, está clara la necesidad de diversificación de los orígenes de los turistas. Si bien hay una reducción de la proporción de argentinos, vale la pena destacar su fidelidad a la oferta turística uruguaya.

En cuanto al aumento de los costos de producción, debemos decir que toda economía que crece fuerte y que crece por encima del resto del mundo, como Uruguay, tiene un proceso de encarecimiento. Es decir que algunas cosas tienen el sentido del propio proceso económico. Eso se compensa con ganancias de productividad derivadas de la tecnología. El proceso de crecimiento y el importante flujo de inversión extranjera directa, han implicado un cambio tecnológico importante en muchos sectores -en el agropecuario es muy claro-, que ha generado ganancias de productividad que ayudan a matizar el aumento de los costos.

Por otra parte, es claro que las cifras de exportaciones siguen siendo récord. Seguimos siendo competitivos en un montón de productos que exportamos. A veces, los costos son más altos que en otros lados, porque exportamos productos con diferente calidad. Por ejemplo, el precio promedio de la carne o de los lácteos de Uruguay es más alto que el de Australia o Nueva Zelanda. Eso se debe a que estamos exportando productos con una calidad mayor. Obviamente, la trazabilidad cuesta plata pero, después, se paga en el mercado. En la comparación de costos puede ser más caro tener carne con trazabilidad que sin ella, pero el mercado lo paga.
La preocupación con respecto a los costos tiene que estar sobre la mesa, pero no vemos una situación dramática que esté perturbando el proceso de exportaciones.
Cuando decimos que si produjéramos más de algunos rubros exportaríamos más, obviamente no nos referimos a que no lo hacemos porque no queremos, sino a que tenemos acceso al mercado a nivel global como para vender más de lo que vendemos. En todo caso, es nuestro desafío generar más capacidades y más productividad para poder vender más. No hay una restricción de acceso a mercados en la mayor parte de los rubros que Uruguay exporta. Entonces, mi intención era enfatizar cuál es el desafío. El desafío es tratar de seguir aumentando la producción de lo que exportamos, porque tenemos acceso a los mercados, y a precios razonables. Inclusive, los precios no caen. China sigue creciendo a buen ritmo; un poco menos que antes, pero sigue creciendo a un muy buen ritmo. Además, lo que nosotros le exportamos va a seguir siendo demandado; China va a crecer un poco menos, pero va a hacerlo con mayor énfasis hacia el mercado interno, hacia el consumo doméstico, y menos hacia las exportaciones. Debemos tener en cuenta que muchos cientos de millones de chinos se van a incorporar de manera más masiva al consumo. Por lo tanto, la demanda de alimentos y de productos que en general exportamos a China no necesariamente va a bajar de precio; va a ser una demanda sostenida. De hecho, China ya es el principal comprador de productos de Uruguay, así como de casi todos los demás países de América Latina.

En cuanto a los niveles de reserva, primero debemos plantearnos para qué son. Si la intención es tener un nivel de liquidez adecuado para afrontar situaciones críticas como las que tuvimos en 1982 o en 2002, el nivel de reservas actual es suficiente. En las crisis de 1982 y de 2002, las necesidades de liquidez que tuvo Uruguay para salir adelante no fueron tan altas como el nivel de reservas que tenemos hoy.
En este punto, es necesario recordar que una parte de las reservas existentes no se acumuló por necesidades de liquidez ‑como un seguro ante circunstancias críticas‑ sino que son el corolario de la intervención cambiaria. En el proceso de entrada de capitales, el Gobierno o el Banco Central quitan los dólares del mercado contra títulos de deuda, sobre todo, del Banco Central. Cuando ese proceso comience a desarmarse -sería saludable-, automáticamente van a bajar las reservas y la deuda del Banco Central.
Por eso, no hay un nivel óptimo de reservas. Sí hay un nivel que permite sentirse confortable si miramos las reservas como un autoseguro de liquidez para afrontar situaciones críticas. Es decir que en ese sentido, estamos muy tranquilos.
Por otra parte, hay un componente de las reservas que en algún momento se va a ir deshaciendo. Si en el futuro vemos una reducción del nivel de reservas, sería hasta saludable, siempre y cuando sea la contracara de la reducción de la deuda del Banco Central, porque implica deshacer el proceso que hubo que seguir para sostener el tipo de cambio.

Con respecto al Fonasa, efectivamente hay un incremento del subsidio. Así fue diseñado desde la reforma de la salud. Por eso, el proceso se hizo gradual y no entró todo el mundo en un solo acto al mecanismo del Fonasa. Eso estaba determinado por la necesidad de incrementar el subsidio al Fondo Nacional de Salud que, además, iba a ser creciente a medida que entraran los colectivos que «demandaran» -entre comillas- más subsidio, como los sectores pasivos.
Entonces, hasta que todos los colectivos entren al Fonasa, el subsidio se va a incrementar gradualmente. Esto está incorporado en la programación financiera que se presentó.

Por otra parte, no tenemos una estimación razonable de la cantidad de gente que va a entrar en virtud de la legislación sobre pasividades y demás. En la presentación tratamos de explicar que uno de los desvíos de los años 2013 y 2014 tiene que ver con derechos que se ampliaron, tanto por la ley de pasividades como por otras normas, que tienen una contraparte en el gasto público. De todas manera, creemos que son números absolutamente manejables en el conjunto de la programación financiera”.