Las huertas familiares y comunitarias
LOS ECOS DE HOY
Mario Delgado Gerez
Redacción/Montevideo
Un viejo emprendimiento o modalidad, que existía años a, en cada casa, que tuviera un espacio para ello, era la huerta familiar.
Recuerdo que esto se daba en la mayoría de los hogares, donde la familia lograba cultivar buena parte de los productos hortícolas que utilizaba en la preparación de la comida diaria.
Seguramente en Flores, también se practicaba esta opción. Pero esto es algo que se ha perdido en los últimos años, y ahora se recurre a los puestos de verduras, comercios o supermercados, para adquirir el producto a utilizar en la preparación de los alimentos.
Todo esto viene a cuento, porque el Ministerio de Educación y Cultura lanzó días atrás, el programa Plantar es Cultura, iniciativa de apoyo y fortalecimiento de diferentes experiencias de huertas comunitarias urbanas.
En la presentación de este programa, se dijo que Plantar es Cultura, apuesta a promover la integración social, generar hábitos de trabajo y establecer un vínculo más responsable con la alimentación saludable.
La idea surgió a principios de año, luego de relevar y evaluar los antecedentes de las propuestas vinculadas al tema de huertas urbanas con instituciones y programas públicos, las actividades realizadas en las escuelas y la experiencia vivida durante la crisis de 2001 donde una cantidad de personas recurrieron a múltiples actividades para resolver en forma individual o colectiva la situación, entre ellas los recordados clubes de trueque, pero también la experiencia más replicada, en ese momento, fue la de huertas comunitarias.
El director general del MEC, Pablo Alvarez, manifestó que para la consolidación del programa, el ministerio cumplirá un rol coordinador entre las diferentes experiencias existentes como forma de asegurar un mayor impacto a nivel público, garantizar recursos y propiciar una mejor calidad de vida. Por su lado, Carlos Brasesco, referente del programa, dijo que es fundamental iniciar la propuesta desde la coordinación para “interiorizarse sobre las necesidades y principales características del trabajo”.
Uno de los elementos que se propone es generar un kit inicial básico con recursos para el inicio de la producción que tendrá herramientas y semillas, además de apoyo en conocimiento, gestión e intercambio.
La primera experiencia de huerta comunitaria urbana comenzará en el Castillo Idiarte Borda, ubicado en Colón, Montevideo, en coordinación con la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, que allí funciona.
Este Plantar es Cultura, propone profundizar el programa, utilizando para ello la tecnología, para la comunicación, entre aquellos ciudadanos o grupos interesados, en sumarse a la propuesta.
Nos parece, ésta, una buena iniciativa, porque ayuda a la economía hogareña, principalmente, a reivindicar el interés por el laboreo, aunque sea en espacios reducidos, a buscar otra forma de utilizar el tiempo, que muchas veces sobra, y no sabemos dónde darle destino, y porque es, un buen remedio, para el estrés, que hoy día, es casi nuestro diario amigo.
Y es una forma de recobrar aquella linda y sana vocación, de utilizar la tierra, en provecho propio.