Un paisaje rural cada vez con menos gente
Los resultados definitivos del censo agropecuario de 2011, que realizó el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, que se conocen con bastante retraso debido a varios inconvenientes, revelan un cambio sustancial del paisaje rural con respecto al año 1980.
Ese relevamiento permite realizar algunas comparaciones que son relevantes. La evolución histórica de la cantidad de productores en Uruguay fue de 68.362 en el año 1980; 54.816 en el año 1990; 57.131 en el año 2000 y 44.781 en el año 2011.
Son cifras significativas, siendo lo más notable que actualmente en el país hay 23.581 productores menos que hace treinta años, y el 52% de esa cantidad se registró entre los años 2000 y 2011, con la pérdida de 12.350 productores.
El análisis que se realiza de esta realidad es igualmente reveladora (Campo de Búsqueda), porque señala que a raíz de la transformación que tuvo el campo uruguayo en las últimas décadas, especialmente desde 2003 en adelante, la tendencia de la producción fue hacia predios cada vez más grandes y concentrados, y en varios rubros mostró un incremento de su productividad por hectárea.
Otros fenómenos ocurridos en ese sector se vincularon al perfil de los productores, ya que aparecieron empresas de porte mediano y grande con una organización y una gestión diferente a la tradicional estancia ganadera.
Precisa el comentario que en eso tuvo mucho que ver la incorporación de tecnología y sistemas productivos modernos, con un grado de avance mayor en la agricultura y forestación, pero también en algunas explotaciones lecheras y ganaderas.
Agrega el referido análisis que esos cambios y ciertos sucesos económicos y sociales, como la crisis financiera de 2001 sumada a la problemática del endeudamiento del agro, generaron un nuevo paisaje rural y un mapa agropecuario distinto al de décadas pasadas.
Ese trabajo muestra que desde 1980 al presente hubo una disminución de 33% en el número de trabajadores permanentes y la cantidad de personas residentes por explotación bajó de 3,86 a 2,39, mientras que las hectáreas por persona pasaron de 61 a 153.
Son datos que delatan una realidad que, indudablemente, va en contra de lo que se ha pregonado en el país durante muchos años, respecto a la necesidad de repoblar la campaña.
Mucho se ha hablado, especialmente en las campañas políticas, sobre programas para reasentar a la gente en el campo, pero los resultados están a la vista.
La tierra está concentrada cada vez en menos manos y la tecnología ha expulsado a muchas familias y trabajadores.
Hoy, cuando la apuesta dice ser la agricultura familiar, el censo nos manda estos datos que indican que el trabajo para promover la radicación de gente en el campo, debe ser mucho más intenso del que pensábamos.
Veremos qué dicen sobre este tema los mensajes en esta campaña electoral rumbo a octubre.