Apostillas fernandinas…
Domingo de fútbol por la Copa y la expectativas del reinicio tras la suspensión por el conflicto, el viaje de más de casi 400 kilómetros hacia el Este implica varias horas, por eso había que madrugar, para ser domingo, poco más de las 8 partimos junto al equipo deportivo de Sur FM y Canal 8, con Marcelo Repetto en la conducción de su unidad.
TODOS LOS CLIMAS
Partimos bajo lluvia torrencial y granizo incluido; antes de llegar a San José el panorama era otro, sol, cielo despejado y también similar paso por Canelones siguiendo al Este. A medida que nos aproximamos a lares fernandinos y cerca del mar, una espesa bruma bajo la cual arribamos antes del mediodía. Después algunos nubarrones, por la tarde para matizar alguna llovizna y también el astro rey que quiso aparecer.
BUEN ANFITRIÓN EL “BOCINÓN”
Este tipo de circunstancias, es buena excusa para el reencuentro con coterráneos y amigos, esta no fue la excepción y llegamos hasta el domicilio de nuestro compañeros José V. Andrade, quien junto a su señora Juanita nos recibió con el fuego prendido y una mesa servida. A la cual por cierto la delegación hizo honor de muy buena manera, esperando la partida hacia el Estadio, con la promesa de tener algún bis no en fecha lejana, lo que habla de la buena atención del apreciado “Bocinón” que dio muestra que los versos son para su creación.
MÁS EN EL ESTADIO
El coqueto “Campus” con todas las comodidades para trabajar y la atención de funcionarios y colegas. Fue lugar también para el reencuentro con trinitarios radicados en lares fernandinos y que en instancias como estas se acercan para la charla afectuosa. Así tuvimos la oportunidad de ver junto a la delegación decana a ex defensores, caso de Hugo Olivera, el “Cara” Pedreira. En el palco de la prensa a Juancito Barate, cumpliendo su tarea periodística.
DE VUELTA A CASA
El regreso en la tardecita, desandando el camino, las paradas obligadas, aprontar el amargo y cargar combustible, teniendo además la comprobación que nuestra Ruta 3 de San José a Trinidad no deja de ser una arma mortal, en reparación, sin marcación, con los riesgos que ello implica, sumado a la imprudencia en el manejo de algunos conductores.