Denuncia pública de un flagelo universal: La niñez atacada
INFORME
Lic. Hugo Varela Brown
Redacción
“En nombre de la paz, el progreso y la democracia mueren niños como potenciales terroristas. Las guerras tienen el `noble motivo´ de eliminarlos desde las cunas, escuelas y hospitales, o expulsarlos por invadir tierras donde nadie los quiere buscando un derecho negado en su patria de origen”. Los niños migrantes centroamericanos.
Al redactar estas líneas, reafirmamos la absoluta indignación que a todos nos origina la grave y desesperante situación de lo que hemos dado en llamar una NIÑEZ SIN INFANCIA, o lisa y llanamente perder la vida sin haberla vivido, como ocurre actualmente en varios lugares del mundo.
Se trata ya de un delirante proceso de ostentación y arbitrario uso del poder de las armas, que se ve en algunos medios de comunicación como parte de sus programas diarios, como diarias son las muertes y asesinatos infantiles, contando a los niños asesinados como números.
La categorización de persona depende de su lugar de origen. Hay lugares donde a los muertos se les hacen honores militares, y en otros se los sepultan en fosas comunes, cuando logran ser encontrados y reconocidos!!!
La desgarrante situación de la NIÑEZ en varias partes del planeta hace elevar nuestro mensaje hacia los que demencialmente utilizan el poder de las armas para reclamarles una cuota de misericordia, en el vil ataque a esta infancia universal sin protección ni apoyo. Son ellos, allí están, impotentes y desvalidos, niños soldados o prisioneros, esclavos en el trabajo infantil, niñas vendidas y prostituidas, expuestos a guerras que nunca entenderán, huérfanos , amputados, son los que más sufren el paranoico poder militar de los adultos.
Ellos son, ahí están, todos los podemos ver y sufrir, la impotencia nos llena de interrogantes e indignación sabiendo que la industria armamentista gasta dos mil millones de dólares por minuto.
Israel que en sus inicios no tenía ejército es hoy -gracias a Estados Unidos- uno de los mejores equipados del mundo, la destrucción en bloque de los niños palestinos sufren esa demencia imperial sin tener el derecho a la vida, en una tierra que siempre les perteneció de acuerdo a los tratados internacionales. Paralelamente sufren también niños de varios países del castigado continente africano, los de Haití, largamente olvidados, los de Siria, Líbia. Sufren los niños huérfanos del capítulo que ya no sale en los medios de Afganistán e Irak (donde hoy el premio Nobel de la Paz, Obama ordena nuevos ataques de “pacificación”), son parte del tablero universal, donde el jaque mate es asesinar a «niños en escuelas que pueden llegar a ser futuros terroristas», según conceptos de los que deciden quien puede vivir y quien no, sobre la tierra.
Esgrimido bajo desgraciados y cobardes discursos, y ante la total pasividad de la comunidad internacional, con el apoyo declarado de Estados Unidos y otros países cómplices, asistimos pasiva y trágicamente a uno de los más grandes actos de cobardía y prepotencia que recuerda la razón humana.
Gaza, tierra de gente civil acorralada donde sucede la mayor e indignante vergüenza de violación de derechos de la infancia.
No podíamos comenzar estas líneas dedicadas “a la otra niñez”, la de los migrantes centroamericanos sin antes haber condenado la situación global de esos niños que padecen lo que algunas pocas naciones proyectan, ejecutan y deciden cuáles viven, cómo, dónde y cuáles son los que no gozarán “de tal suerte” y mueren antes de los diez o quince años, o en el propio vientre de la madre!!
Su situación no genera rating, no es mercancía de consumo para los medios que justifican las masacres infantiles donde ellos mismos han creado el terrorismo internacional con ejemplos que abundan en Vietnam, Corea, Cuba, Dominicana, Irak, Afganistán, Libia, Somalia, Palestina, etc.
El hambre y las enfermedades van de la mano en la tragedia.
En la otra contracara de la situación infantil actual nos trasladamos muy cerca de nosotros, dentro de la propia América Latina.
En un día cualquiera de los desiguales e injustos países centroamericanos: Honduras, Guatemala, El Salvador y también México, asisten y son protagonistas directos de uno de los mayores flagelos de hermanos latinoamericanos en el siglo XXI: Los niños migrantes, muchas veces solos, otras con sus madres, unos pocos como familias enteras. Cruzan o intentar llegar al cada vez más lejano “sueño americano”, la mayoría quedan en la frontera con Estados Unidos, algunos hasta la vida pierden en el intento, siendo plenamente vulnerables en el afán de lograr el cada vez más lejano derecho a una vida digna.
Mientras tanto en sus países de origen las multinacionales, la concentración de la tierra y el poder en pocas y reconocidas manos, donde Estados Unidos “colabora” económica y militarmente, se desarrolla el drama capitalista sin anestesia. Son niños, ninguno supera los 17 años, los muros de contención ya no los frenan, tampoco los soldados de gatillo fácil; viajan parados encima de los ferrocarriles petroleros hasta donde pueden, corren y son atrapados por la guardia fronteriza, dejan a sus madres atrás con la promesa de encontrar un trabajo en la “gran casa del Tío Sam”. “Los coyotes” mexicanos los esperan para cobrarles si van con adultos y pasarlos para comenzar a vivir el infierno americano, los costos oscilan según el cliente, llegando a pagar 2.500 dólares por persona, los que no tienen dinero corren por la frondosa vegetación fronteriza, pero muy pocos llegan a destino.
Totalmente vulnerables a la explotación, la prostitución, la trata de personas, el trabajo infantil, la delincuencia o rehenes del crimen organizado, los niños migrantes centroamericanos intentan escapar, a veces sin lograrlo a la otra violencia que existe en sus países de origen: la del hambre, la falta de trabajo y la miseria degradante. Para ellos es ya casi natural el jugarse la vida, lo hacen con la remota esperanza de que las madres puedan luego acompañarlos/as.
Cuando los atrapan, la mayoría van a parar a centros provisorios -jaulas gigantescas a la espera de ser deportados, pues siendo niños la situación de deportación no resulta sencilla, como para los adultos-. Estados Unidos, que no logró aprobar aún la mencionada Ley de Migración debido a la oposición republicana, deja a Obama expuesto a promesas incumplidas con un total de once millones de migrantes indocumentados, siendo los latinoamericanos por lejos los más numerosos.
La UNICEF se ve totalmente superada, al igual que en Gaza y en otras regiones.
El drama aquí descripto lo viven familias hermanas latinoamericanas, que están muy cerca de nosotros, que hablan nuestro idioma, que aspiran a obtener lo que su país les niega y se los da a minorías privilegiadas.
El peligroso tour tiene varios procesos ineludibles a saber: 1 – Salen del país de origen. 2 – Llegan a la frontera. 3 – Los que pueden la cruzan. 4 – Otros son detenidos por la autoridad, es decir los guardias apostados entre México y Estados Unidos. 5 – Los detenidos son llevados a esos lugares denominados “Estancias migratorias”. 6 – Se produce la repatriación según regímenes especiales, previa notificación a los padres si los tienen.
Ni todo es matemático ni siempre ocurre así, muchos se enferman, retornan, deambulan en la frontera o son llevados a refugios que algunas instituciones de derechos humanos han levantado con tales fines, aquí es donde logran pasar mejor, pero son tan sólo minorías.
El Instituto Nacional de Migración de México, con cifras oficiales nos muestra la realidad de un año cualquiera: sólo desde ese país han sido repatriados 40.000 niños, de los cuales 20.000 viajaban solos. Guatemala: dos mil niños y 700 niñas. Honduras: 1800 niños y 500 niñas. El Salvador 600 niños y 400 niñas. (Fuente: Instituto Nacional de Migración de México – año 2008).
Más de la mitad de estas familias desintegradas viven en situación de indigencia o pobreza en sus países de origen. Los traficantes de personas se frotan las manos, el negocio no decae, aunque no todos puedan pagar. Varios estados norteamericanos como Dallas y California han tomado férreas medidas para evitar la “invasión centroamericana”.
Si bien existen instituciones que trabajan en el tema, el problema en el 2014 se ha agravado, allí van, sobre los trenes o atravesando ríos en gomones, al mejor estilo de los africanos hacia Europa, el drama está mucho más cerca de lo que todos suponemos. ¿Las causas?: archiconocidas pero no por eso menos dramáticas, es la vida de los niños migrantes centroamericanos, que junto a los que padecen la muerte en otras partes del mundo, integran el colectivo de la mayor indignación humana, ante la asombrosa pasividad de los que tienen “la sartén por el mango”.
Los fabricantes de la delincuencia juvenil y los futuros “terroristas”, grandes responsables sociales de esta situación, se descansan en sus viles y cobardes cometidos de la represión infantil, solapando las verdaderas causas de estos degradantes fenómenos de la historia contemporánea.
Prefieren una niñez encerrada, sometida, explotada, asesinada, violada incrementando las leyes que priorizan la deportación, la expulsión y la detención para miles y miles de niños que aún no han comenzado a vivir… los enemigos imaginarios del futuro ya están siendo generados, la “democracia” se llena la boca de poder votar cada tantos años, pero se mantiene impotente para atacar sus verdaderos problemas estructurales en tierras hermanas latinoamericanas donde el neoliberalismo pasa factura. La acción se completa y poco se difunde gracias a la gigantesca complicidad de varios medios de comunicación que organizados omiten deliberadamente las verdades que solo la historia las irá develando a corto , mediano y largo plazo.