Música y cine a domicilio: Don Gerónimo Armando Begérez

ESTAMPAS DE MI CIUDAD

Lic. Hugo Varela Brown

Redacción

Tal vez en la elección de esta página nos quedan por el camino apellidos y nombres de nuestro Flores que se han caracterizado por hechos a destacar; simples, sencillos, de la vida común y corriente de nuestra gente, de la vida diaria de la familia de los barrios porongueros de décadas ya pasadas.

Cada lector, recordará sin dudas sus historias y vivencias que ameritan un destaque particular de la nostalgiosa etapa de grandes cambios universales de los años sesenta.
Nosotros no podemos dejar de recordar a una de las personas que lograba penetrar en dos actividades culturales con singular trascendencia: la música y la cinematografía.

Hablar de cine en nuestra Trinidad de aquellos lejanos años era decir “Cine Artigas” y nada más, sin embargo el cine artesanal, familiar, que viajaba de casa en casa estaba presente en la figura y el ingenio de don Gerónimo Armando Begérez, que poseía una vieja filmadora con la cual pasaba películas en su propia casa de Batlle y Ordoñez y 19 de abril, y en otros lugares donde era requerido.
Para el momento era todo un singular acontecimiento que aquí revivimos, con las matinées a domicilio de don Armando.

Eran los Begérez y continúan siéndolo los que aún están con nosotros, una familia muy particular; el padre y sus tres hijos: María del Carmen, Yolanda y Julio ejercían -y continúan haciéndolo los que están en actividad magníficamente- la expresión musical, principalmente en el piano que compartían en su domicilio.
Pero don Armando era también destacado en el bandoneón, formando un grupo que le salía a las polcas, los boleros y los tangos como áreas especiales de su variado repertorio.

De acuerdo al lugar de su actuación, cargaba los implementos en su pequeño autito de cuatro puertas, que a veces lo dejaba por el camino, aunque como era fácil de empujar cualquier vecino le daba una mano.
Don Armando, llenaba de buena música y de ritmos populares los clubes e instituciones donde era requerido, dejando una estela de alegría y buena expresión musical popular de las plateas porongueras. Los bailes del Deportivo América y algunos del viejo Porongos eran amenizados con excelencia por el grupo musical de don Armando.

Esa herencia familiar legada por el padre fue recogida por sus hijos, en forma especial por Julio que tanto en el piano, como en la acordeón a piano era y sigue siendo un artista de pura cepa, recordando su actuación notable en la famosa y recordada orquesta poronguera Capenamanvi y otros conjuntos que integró con singular suceso.

Muy conocidos también y lugares de reuniones deportivas eran los tradicionales “huertos de Begérez” a los cuales don Armando -su propietario- iba seguido a controlarlos y a vigilar que todo estuviera en orden, allí se formaban aguerridos partidos de fútbol, más allá de los tanques de la recolección y reciclaje de los residuos domiciliarios en el barrio Artigas. Servían también de referencia para ubicar algún domicilio de los lejanos y escasos habitantes de la zona “de los huertos de Begérez” dos cuadras a la derecha.

Don Armando era un individuo de gran simpatía y bonhomía contagiosa, su gusto por la música y por la cinematografía -diríamos artesanal- lo lleva a estar en nuestro Estampas de mi Ciudad, como ejemplo silencioso, a esta altura casi desconocido por las generaciones actuales, pero que brilló en gran forma con su bandoneón, acompañado de guitarras.

Los Begérez, una familia particular, de bajo perfil pero que aportaron a aquella sociedad de pocas diversiones el mensaje muy autóctono en ambas disciplinas, magníficamente manejadas por don Armando, integrando la gurisada que asistíamos a su casa a ver alguna película en la pantalla de su cine casero, doña Amanda, su esposa repartía chocolate a los espectadores, que era una platea infantil que se agrupaba en el living de la casa de los Begérez, allí pegado al boliche de Toribio Fernández

Los artistas de la época eran los responsables de aportar lo que se cultivaba de cultura popular en la ciudad y zonas rurales, don Armando fue uno de ellos y aquí lo destacamos como se merece.