Una campaña electoral con cambios positivos
Una característica importante de esta campaña política, al menos hasta ahora, ha sido la actitud de respeto hacia el adversario manifestada por los candidatos y de quienes los secundan.
No estamos hablando solo de los candidatos a la presidencia de la República, sino de los postulantes a las diputaciones por el departamento de Flores, que han priorizado en el mensaje de propuestas a la descalificación de sus contrincantes políticos.
Corresponde destacarlo hoy, cuando falta un mes exacto para las elecciones nacionales, donde los uruguayos elegirán al Presidente, Vicepresidente y legisladores nacionales, pero además deberán decidir, en plebiscito a realizarse el mismo día, sobre la propuesta de bajar la edad de imputabilidad penal a 16 años.
Recordamos en algunas elecciones pasadas estar escribiendo en este mismo espacio, sobre la necesidad de levantar la mira, debido a que los candidatos apuntaban más “al blanco” del adversario para desacreditarlo, que a presentar propuestas de gobierno, que es lo que realmente interesa al ciudadano que tiene que decidir sobre el futuro de la nación.
Ahora, felizmente, las cosas han cambiado y cabe señalarlo porque implica un cambio de cultura política que favorece a todos, a los candidatos que pugnan por lograr el nuevo gobierno y para la ciudadanía que a la hora de decidir su voto estará más convencido que nunca, al poseer información basta sobre los proyectos que se piensan desarrollar en el Uruguay del futuro.
La del respeto es la línea más aconsejada, y así se ha entendido por parte de los protagonistas principales de la campaña electoral, y esperemos que continúe sin cambios en este mes decisivo en ese sentido.
Obviamente que los mayores dardos siempre caen en los candidatos “oficialistas”, en la medida que se trata de contraponer lo realizado, o en todo caso, proyectar para mejorar lo que se ha concretado en este período de gobierno.
Los temas fuertes están siendo la educación, la seguridad pública, la economía, la salud, la producción, la energía, la política internacional; o sea, asuntos que forman parte de la construcción de la nación.
A nivel departamental la campaña recorre similares carriles en materia de temas, por obvias razones, pero el debate ha esbozado en algunos momentos el análisis sobre cuál es el rol de un Representante Nacional por Flores, el departamento que menos peso político tiene en el Uruguay.
Está bueno que esa temática tenga su lugar en la campaña, porque en definitiva se trata de comprometer a los candidatos a la diputación, un cargo que tradicionalmente ha alejado al actor político de su medio. Es decir, los asuntos vinculados a la legislación nacional absorben en gran medida el protagonismo del diputado en su departamento, y ese detalle no es menor.
Muchas veces el vecino se pregunta: ¿Qué hizo tal diputado por Flores? Lo hemos escuchado muchas veces, y la campaña electoral es una buena razón para comenzar a debatir sobre este asunto.
Los canales están abiertos y solo cabe esperar que la línea del respeto se mantenga para mejor informar a la población.