El Premio “Roslik” y la Salud Rural
En ediciones pasadas informamos sobre la distinción recibida por la Policlínica de La Casilla, quien recibió el Premio “Vladimir Roslik” por sus buenas prácticas en servicios de salud pública rural prestados en esa zona del departamento de Flores.
Como se indicara, este galardón integra una de las estrategias para el fortalecimiento de los servicios con la cultura de la calidad, como forma de involucrar a directivos, trabajadores de salud, usuarios organizados y comunidad.
La meta es mejorar en el día a día las acciones que se realizan, a través de un proceso de planificación participativa, trabajo colectivo, reflexivo, de investigación-acción, comprometido con la calidad como parte de todo el quehacer sanitario.
Es un reconocimiento a los equipos de salud rural en la figura de quien fuera un médico de esa área comprometido con la comunidad de San Javier, en el departamento de Río Negro.
Cabe recordar, haciendo referencia al nombre que lleva el premio entregado a la Policlínica de La Casilla y a otros centros de salud rural, que el Dr. Roslik fue un médico descendiente de una de las familias rusas que fundaron y desarrollaron San Javier, quien tras ser detenido por fuerzas de la dictadura (1973-1985) fue muerto en la tortura el 16 de abril de 1984 en el Batallón N° 9 de Fray Bentos.
Lo acontecido nos da pie para destacar, por un lado el acto de justicia que implica homenajear a un Médico que sirvió profesionalmente a la comunidad rural, lo que le valió la muerte en manos de cobardes intolerantes, y por otro, la virtud de reconocer la labor que se viene desarrollando en nuestra campaña en el marco de un plan de salud rural que tiene la virtud de proyectar un servicio que antes estaba reservado solamente a la comunidad urbana. Reconocimiento que no solo debe llegar al personal de salud, sino a las propias comunidades de los centros rurales que son verdaderas sostenedoras de esas policlínicas que, más allá de prestar una atención específica, tienen la capacidad de elaborar estrategias para una mejor función, tal como acontece en La Casilla.
En ese lugar, dando razón a la distinción recibida, se elaboró el proyecto “Con recreación vivimos mejor” que se desarrolla en la comunidad, con la colaboración de la policlínica que recibe el sostén de las instituciones COMEFLO y ASSE, en recursos humanos y materiales.
Ese es otro aspecto que corresponde subrayar; es decir, la importancia que ha tenido adoptar la cultura de la complementación de servicios entre los prestadores públicos y privados. Ese ha sido otro gran logro de la Salud Rural, porque si bien hay normas que así lo exigen, muchas veces no basta con la letra fría de una ley o de un decreto, sino que hay que poner a prueba otras cosas para que la coordinación alcance los mejores resultados.
Es indudable que todavía falta ajustar más esa articulación –lo reconoció la propia Ministra Muñiz en su última visita a Trinidad- pero en la medida en que el proceso avance, no hay dudas que los resultados serán más satisfactorios.
Un muestra es este Premio “Roslik” para la policlínica de La Casilla.