Transitando el Almanaque…!

ESTAMPAS DE MI CIUDAD

Lic. Hugo Varela Brown

Redacción

El vertiginoso pasaje de las hojas del almanaque ha permitido que en sus cambiantes avatares, de su imaginaria y real existencia, la multitud de ejemplos de vida para todos los seres humanos de este cada vez más asombroso planeta donde vivimos, pueden llegar a ser apasionantes, hermosos y contagiantes.
Nuestros recuerdos se entrelazan junto a los de muchos porongueros que tuvimos la dicha de haber crecido y fortalecido en los valores de la Trinidad de los Porongos. Manteniendo la distancia que el propio almanaque nos impone, las vivencias de los barrios representan esa patria chica que todos llevamos en nuestros corazones, que intentamos que reviva a cada momento y que a la menor oportunidad la recordamos con profunda nostalgia.
Tal vez una gran diferencia que nos ha inclinado a realizar nuestras “Estampas de mi Ciudad” a lo largo de todo este período, ha sido el compartir con nuestros coterráneos un pedazo grande de nuestra historia. La otra motivación que se nos plantea es la forma en que debimos abandonar nuestro terruño, al cual hemos regresado esgrimiendo cualquier argumento, utilizando cualquier vía, en este caso el periodismo, la política, la familia, los proyectos sociales, los amigos. Todo sirve para evocar y fortalecer el vínculo que siempre nos ha ligado a nuestro pueblo.
Cada ser humano carga con la luz y con la sombra que el destino le ha deparado, ahí es cuando nos damos cuenta lo efímero de la vida terrenal, y la gran incertidumbre de lo que puede venir luego de ella. Allí está, desde la llegada del Fraile Ubeda a esos pagos, la Santísima Trinidad que ha sido testigo y protagonista de la historia del Uruguay, región de paso dicen algunos, no para nosotros por supuesto que vivimos parte de nuestra vida en diversas circunstancias atravesando la ciudad en sus cuatro puntos cardinales. Compartiendo experiencias de vida y biografía de barrios populares, de carretas pasando por sus polvorientas calles de balasto, de mujeres acarreando agua desde la canilla pública, de palenques en los boliches periféricos, donde los troperos ataban sus pingos para ahogar su soledad con una grapa doble, persiguiendo una meta que era la de llegar a su rancho para amarguear con su prole.
En el oscuro callejón de un barrio cualquiera de aquella Trinidad que ya no existe, la gurisada en horas de la noche pateaba la pelota de trapo, esperando el llamado de su madre avisando que el guiso de fideos estaba pronto, que era la hora de la comedia de Juan Casanova y Violeta Ortiz.
La llegada de las elecciones sacudía los barrios, Chicotazo, un personaje “colorido”, paralizaba a los peones rurales que con sus radios portátiles en la mano escuchando sus promesas nunca cumplidas… eran otros tiempos, los del Pelo Rivero con sus 53 años en el arco de la celeste de Flores (ganando 2 a1 a la roja del Yí y de atrás…!!), el de Corea Sanabria Medalla de Oro en la carrera de mozos, el del Vasco Lasarte con la gloriosa del Audax, el del Nacional del Negro Chirimino, de los personajes que daban todo sin pedir nada.
Lindas, brillantes, maravillosas épocas de la misa de los domingos, de la retreta en la Plaza, de las reuniones en la puerta del liceo, de gurises con la moña desatada y las rodillas rotas. Allí siguen estando, todos ellos y los tantos y tantos que no hemos nombrado.
Cuando queremos acordar nos percatamos de la propia brevedad de la mismísima vida y de la incierta y poco viable eternidad, a la cual tienen fe de penetrar todos aquellos que brindaron su existencia por los demás.
Un aroma de jardines en flor atraviesa la ciudad, el tiempo “ese viejo traicionero”, nos enseña lo fugaz de su pasaje, cada uno buscando su destino, su vida y la de sus allegados, los que sólo tienen tiempo para el trabajo y casi ninguno para ver la vida desde otra óptica; nunca aflojan en la llegada, como nunca lo hizo el “Mascarito” Jaureguy en la etapa de la Vuelta sólo con su conciencia en la Sierras de Minas… él sabía que en sus pagos prendidos a una esperanza estaba todo un pueblo.
Al llegar escribiendo estas líneas a la culminación de un nuevo año… el tránsito del almanaque me dice que debo agradecer a todos los lectores de nuestro ECOS REGIONALES, de estas páginas que a veces han iluminado mi espíritu y en realidad me he aferrado a ellas para estar más cerca de mi ciudad, de mi pueblo, con sus cambios generacionales,.
Hoy tengo una promesa para festejar: si la vida me lo permite hacerlo, estaremos juntos otra vez al dar una nueva vuelta a las hojas del calendario… El deseo de felicidad se suma para todos. Nosotros intentaremos siempre estar con la verdad prendida en una esquina como los faroles de nuestros barrios porongueros.
FELIZ NAVIDAD Y MEJOR AÑO NUEVO!!