Las proyecciones erradas

“Lo que preocupa es la falta de seriedad. Aparecen en televisión recitando pronósticos como si hubiera algún trabajo técnico detrás, pero son sólo operaciones. Buscan instalar una sensación de que todo está mal y va a estar peor, tratando de generar un clima de inestabilidad. Por lo menos, si lo formularan como expresión de deseos sería más honesto, aunque fuera por especulación política o por odio hacia quienes gobernamos” – Axel Kicillof, Página 12, domingo 4 de enero 2015.
David Rabinovich
Columnista

Aves de mal agüero
En la última década los pronósticos de consultoras y consultores han estado muy distantes de la realidad que muestran los países de la región con gobiernos progresistas o de izquierda. Aunque mostraron mayor cautela sobre fin de año.
Ernesto Talvi contestaba a Emiliano Cotelo en 2005 sobre (1) las consecuencias de las medidas anunciadas por el gobierno del Dr. Tabaré Vázquez: “El problema de estar operando de esta manera es que en ciertos carriles y decisiones se están produciendo, en mi opinión, retrocesos significativos que van a tener consecuencias inevitablemente dañinas para la inversión y para el empleo en el futuro”.

Según Cepal la inversión extranjera directa en Uruguay de 148 millones de dólares al año entre 1994 y 1998, pasa a promediar U$S 1.188 millones entre 2004 y 2008. En 2007 fueron U$S 1.223 y en 2008 U$S 2.044 millones de dólares. Respecto al empleo: entre el 2004 y el 2008 se crearon 200.000 nuevos puestos de trabajo.
En 2007, decía Talvi en relación a la reforma tributaria: “Con esta reforma se disuaden futuras inversiones y se fomenta la emigración calificada”. Nada de eso pasó, todo lo contrario. En octubre de 2009, nuevamente analizó la economía uruguaya: Las propuestas presentadas como herramientas para el próximo gobierno apuntaban a la superación de una serie de barreras que impedían el desarrollo del país.

La charla, dictada para una selecta audiencia, se tituló: “Oportunidad 2010: Propuestas para un país con futuro”. En resumen, sugería “asegurar la estabilidad económica”, “profundizar la inserción internacional del país” (incluido un TLC con los Estados Unidos), “reducir los impuestos a la actividad productiva y el empleo”. Aunque como asesor del gobierno de Lacalle promovió el aumento de impuestos junto a dos ideas muy conocidas: “flexibilizar las relaciones laborales” y “mejorar significativamente la calidad del sistema educativo”. En aquel año (2009) el informe del Foro Económico Mundial afirmaba que Uruguay había avanzado diez posiciones en el ranking de competitividad que elabora; lo resaltaba como el país con mayores avances en la región. “Tuvo progresos significativos en varias áreas incluyendo infraestructura, estabilidad macroeconómica, educación terciaria y capacitación y preparación tecnológica”.

El mismo Talvi había anunciado que “Uruguay tendrá una recesión en el 2009. Si la economía global se recupera de forma más lenta es probable que en Uruguay la recesión se extienda hasta el 2010”. Otro pronóstico errado. Los técnicos de la OIT afirmaron en 2008: “Si bien el panorama laboral que Uruguay va a enfrentar en el año 2009 estará marcado por la desaceleración económica y su impacto en el empleo, aún se está lejos de una recesión”.

Vamos a junio de 2013 cuando el ‘augur’ aseguró que es “alarmista y prematuro” decir que se esté configurando un cuadro de crisis en Uruguay, pero… “El país ha quedado muy dependiente del financiamiento con capitales que vienen de afuera”. (…) “Es necesario rebalancear las políticas macroeconómicas para readecuarlas al menor ritmo de crecimiento de la economía”. (…) “El enfriamiento llegó para quedarse”. A pesar de que las “malas políticas” dieron buenos resultados, los economistas como Talvi no revisan nada de sus bases teóricas. Ni explican por qué las recetas que proponen generan efectos devastadores cuando se aplican.

De acuerdo al “Índice de condiciones externas de Ceres”, el actual gobierno transcurrió el 100% bajo condiciones externas favorables o muy favorables. El de Tabaré Vázquez lo hizo en un 45% y Jorge Batlle tuvo un 0%. Para el segundo gobierno de Vázquez el panorama internacional aparece más complicado, pero el país está infinitamente mejor que en 2005. Veremos que le toca como “índice”.
En esa línea de análisis se afirma que si bien el entorno externo dejó de mejorar por el enfriamiento de Brasil y Argentina, todavía las condiciones externas siguen siendo mejores que en lo que Talvi llamó “años dorados” (2004-2011).
Tras dar el “parte médico” del país, el economista ofreció una “receta”. Dijo que el gasto público tiene que adaptarse al nivel de ingresos más bajo y que el gobierno debe impulsar transformaciones internas y progresos en materia de inserción extrarregional. O sea otra vez la receta de 2005. Además, fracasada en todo el mundo si el objetivo es que la gente viva mejor.

El experto instó a redoblar los esfuerzos para mejorar la calidad educativa y el desarrollo de infraestructuras, que en fase de “boom” tuvieron “un marcado deterioro”. Como tercer área clave, añadió que se debe aprovechar un “momento clave” de Estados Unidos, que “está en un proceso de reorientación estratégica de su relación con América Latina”. Afirmó que la gestión pública “está fracasando estrepitosamente” en la educación en contextos críticos, y de esa forma fabricando, aunque no se lo proponga, potenciales delincuentes. Añadió que también está fallando en la rehabilitación de adolescentes infractores y perpetuando la criminalidad y la creciente violencia en la sociedad. Para estos analistas no hay un problema de ‘sistema’ sino una ‘mala gestión que explica todos los males’.
Talvi sostuvo que si se lograra la utopía de igualar el nivel educativo de los sectores de menores recursos con el resto se produciría “una reducción del 40% en la delincuencia juvenil”. En ese sentido, elogió el trabajo de los liceos Jubilar e Impulso y de la Fundación Niños con Alas. “Con ejemplos como éstos el Estado no debería tener excusa alguna, debería apoyarlos y emularlos”, afirmó. O sea privatizar la enseñanza.

¿Cómo en Chile?
Aquella ‘herencia maldita’.
A principios de los ’90 Uruguay firmó un acuerdo con el Banco Mundial bajo el supuesto que “las necesidades de Uruguay son las de un banquero, no las de un comerciante”. Altas tasas de interés para atraer depósitos de no residentes, “un alto precio a pagar para financiar la formación del capital necesario para el crecimiento a largo plazo”. El documento plasmaba el rumbo de las estrategias económicas. La eliminación de regulaciones y controles para los movimientos de capitales, la mayor apertura comercial se reiteraron como temas centrales en el léxico de las conducciones económicas.
El concepto de política económica se fue restringiendo en lo esencial al de políticas monetarias, política fiscal y de tipo de cambios. Lo demás se consideraba función del mercado. “La base neoliberal conduce inexorablemente a sostener que todo el proceso económico se juega en el área monetaria y que desde la misma se hace todo lo que se debe hacer para conducir la economía de un país. La actitud inmediatista implica olvidarse de lo real, de lo físico, en una palabra, de las profundidades económicas de un país. De lo que permanece mucho más allá de un déficit fiscal o de una paridad cambiaria”. (2).
Las instituciones representativas del poder económico local (Asociación de Bancos, Cámara de Comercio e Industrias, Asociación Rural), apoyaron ardientemente el proyecto. En todo caso las críticas se orientaron a promover aún más neoliberalismo. (3).

El discurso priorizó el combate a la inflación como bandera. En el esquema ideológico la evolución del tipo de cambio operaría como ancla de los restantes precios de la economía. En realidad banqueros y grandes importadores fueron -una vez más- los privilegiados.
Estos instrumentos se constituyeron en herramienta esencial para atraer capitales foráneos de carácter especulativo. Secreto bancario y profundización del proceso de apertura financiera indiscriminada harían el resto. Sin olvidar inventos uruguayos como las ‘SAFI’ del inefable Ignacio De Posadas.

Entre 1999-2001 se fueron acumulando descensos de la producción (3% anual). El PBI se derrumbó en el año 2002. Los economistas del sistema habían reiterado, a lo largo de esos años, pronósticos de crecimiento futuro.
La transferencia de recursos en beneficio de los grandes importadores y banqueros se financió con el salario de los trabajadores… La capacidad de compra de los salarios se redujo en una cuarta parte. La magnitud de la crisis empobreció amplios sectores de ingresos medios.

En 2002 y 2003 se reiteraron los “esfuerzos destinados a permitir la participación del sector privado en actividades anteriormente reservadas al sector público” incluyendo marcos más permisivos para áreas como electricidad, telecomunicaciones, agua y saneamientos, vías férreas, etc.
“Se aprecia su esfuerzo, continúe”. (4).
Durante el primer gobierno del Dr. Tabaré Vázquez se renegoció la deuda externa, mejorando su perfil. No hubo auditoría ni análisis para distinguir deuda legítima de manejos turbios. La exigencia de superávit fiscal “primarios” (antes del servicio de la deuda) implicó restricciones en los gastos afectados al área social que, sin embargo, fueron eje de la nueva política económica. La recuperación del poder de compra de los salarios fue paulatina, pero constante.

La apertura a capitales extranjeros, una generosa política de promoción de inversiones, la confirmación de la vigencia de las AFAPS, el Tratado de Inversiones con Estados Unidos, la reprivatización de PLUNA (descartando una asociación con CONVIASA que lucía más razonable), del Banco Comercial o del Hotel Carrasco, dieron un tono “moderado” a una política económica que muchos esperaban derivara más a la izquierda.
La reforma impositiva no gravó especialmente a los grandes patrimonios, los grandes latifundios, los grandes capitales y la especulación financiera. El impuesto a la renta empresarial pasó de 30 a 25%.

La venta de tierras y empresas a capitales extranjeros adquirió ritmo de vértigo. Como consecuencia: un incremento de la transferencia de excedentes hacia el exterior.
El sostenimiento de la demanda interna mediante créditos al consumo constituye un punto de preocupación. Gran parte de la población, que salió de la pobreza extrema o mejoró sus ingresos tomó créditos a tasas de interés altas. En el futuro puede tener consecuencias importantes para los sectores que atienden la demanda local y efectos sociales cuyo alcance no resulta claro. El “consumismo” se expande y profundiza. Las empresas que pueden -grandes empresas- manejan márgenes de ganancia escandalosos y tratan a sus trabajadores lo peor que la ley y la acción del Ministerio de Trabajo les permite.
Los desafíos para el próximo gobierno son tan grandes como las ilusiones depositadas por sus votantes. Por lo pronto, de acuerdo a los primeros anuncios, de ‘giro a la izquierda’ ni hablar.
(1) Director de CERES (Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social) y cuyo currículo excede ampliamente el espacio disponible para una nota de prensa.
(2) Danilo Astori.
(3) Análisis y propuestas del Consejo Superior Empresarial, Montevideo 1994. Su diagnóstico señala que desde mediados del 70 se avanzó hacia una mayor libertad y competencia pero no se logró revertir la injerencia del Estado en la economía.
(4) Comentario muy usado en los boletines liceales, en años ya lejanos.
Ver nota http://visionuniversitaria.wordpress.com/2009/10/15/opinion-economista-e-talvi-de-error-en-error/.

Trinidad
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