Una falla en la hospitalidad…

No todos los turistas que visitaron nuestro departamento tuvieron el mejor recibimiento.
Tal fue el caso de José, un trinitario, radicado hace ya varios años en Buenos Aires, quien llegó a nuestra ciudad con su familia de origen argentino, para visitar a sus familiares en su pueblo.
José, llegó a Trinidad en su vehículo particular, con el fin de pasar unos días junto a sus allegados y seres queridos, y salirse de la bulliciosa ciudad porteña, con la firme convicción de disfrutar de la tranquilidad en sus pagos de nacimiento.
Durante su estadía en nuestra ciudad, José, su señora, su hijo, su suegra y uno de sus cuñados, se hospedaron en el Gran Hotel Flores.
Haciendo alarde de su tranquila ciudad de origen, decidió dejar su vehículo en los estacionamientos de Plaza Constitución.
Convencido de que en nuestra ciudad la inseguridad no es tan elevada como en su ciudad de residencia actual, Buenos Aires.
Para sorpresa de José, las cosas no resultaron como se esperaban.
Sin motivos, el vehículo del trinitario radicado en la Argentina sufrió varios destrozos.
Unos cuatro jóvenes, presuntamente bajo los efectos del alcohol habrían sido los responsables de tal hecho.
Espejos rotos, el capot rallado, las escobillas del parabrisas y lunetas rotas, se le hurtó la matrícula delantera y se dobló la trasera, además se le dejó la inscripción “porteños” en la luneta trasera, fueron parte del combo que le demandará una buena suma de dinero para su reparación.
En definitiva, la indignación por lo acontecido, pero más aún, el dolor de ver que su tranquila ciudad de origen no es la misma, fueron el balance de sus días de vacaciones para José.