Ha nacido un líder sereno
Ricardo A. López
Redacción
Las elecciones departamentales en Flores han tenido la característica de “descubrir” a líderes políticos con diferentes perfiles desde la recuperación democrática, al menos dentro del Partido Nacional que ha mantenido el gobierno durante muchos años.
Varias pueden ser las definiciones que tenga la palabra líder, entre otras, la capacidad que una persona tiene para comunicarse, expresar con claridad sus ideas y lograr que su semejante las escuche, pero sobre todo que las entienda. No solo eso, sino saber escuchar y considerar lo que otros le expresan. Saber conducir, ser tolerante, mesurado a la hora de las decisiones y más que nada respetuoso de la opinión ajena, por más que la misma sea contraria a sus pensamientos.
Alguien puede pensar en otra condición, en un líder populista, en el que predominan los planteamientos emocionales sobre los racionales, el que conduce una movilización social para conquistar objetivos colectivos.
En esta elección departamental ha nacido un nuevo líder, el ganador de las elecciones departamentales Fernando Echeverría Bessonart, un hombre que no es producto de la casualidad, como él mismo lo reconoce, aunque hace un año muy pocos de sus propios seguidores pensaron que en ese período de tiempo se iba a convertir en el conductor de una de las corrientes políticas con más trayectoria en el gobierno.
Echeverría –que mamó los valores de la política prendido de los pantalones de su padre- parece estar lejos de un liderazgo pasional, que se deja ganar por el fanatismo y las emociones desmedidas; esos sentimientos que son capaces de impactar muy fuerte en el estado de ánimo de la gente.
Ha demostrado, sin embargo, que el liderazgo puede conseguirse también por otras vías, a través de la actitud serena, de la humildad al momento de trasmitir su pensamiento, de la flexibilidad y la paciencia cuando se trata de escuchar al otro que opina diferente.
Creemos que han sido esos atributos los que de alguna manera han cautivado a un electorado de Flores que prefirió mayoritariamente este estilo de conducción, convirtiendo a Fernando Echeverría en un nuevo líder que logró alzarse con la victoria frente a un adversario político de fuste, teniendo de aquí en más, a su frente, un enorme desafío.
Echeverría logró el triunfo ante Carlos Mazzulo, el otro candidato del Partido Nacional, un actor político carismático, por diez años Intendente de Flores, una vez Representante Nacional y en ocasiones también Senador de la República. Un hombre que no se rindió ante la adversidad, que cayó y se levantó para pelear en esta elección por otra oportunidad. Perdió, pero el “mazzulismo” no sucumbió. Solo basta analizar la conformación de la Junta Departamental para confirmar su vigencia.
Eso sin dudas enaltece la victoria electoral de Echeverría, quien tendrá que demostrar su liderazgo ahora desde la administración comunal. Ya no tendrá que probar a su gente su condición de líder, sino que deberá justificar ante el pueblo su aspiración de ser Intendente, y en consecuencia dar razón a esa mayoría que lo eligió para conducir los destinos de nuestro departamento.
Fernando Echeverría será el Intendente de todos, y eso significa decir que tendrá que demostrar cuánto espacio abarca su grandeza al momento de negociar y procurar entenderse con las fuerzas de la oposición, incluidas las minorías de su Partido. Eso implica saber conducir a las mayorías desde el gobierno… mayorías que muchas veces se ven tentadas de aplastar a las minorías por su propio peso.
El nuevo Intendente y nuevo líder del Partido Nacional proviene del cerno de la actual administración, y algunos pueden pensar con cierta lógica que su gestión “será más de lo mismo”. Pero todo líder sabe que no avanzar es sinónimo de fracaso.