Una tierra de hermanos históricamente castigada

HAITÍ: APÁTRIDAS SIN FUTURO

Lic. Hugo Varela Brown
Redacción

En un solo territorio que se extiende en zonas caribeñas, se unen muchas veces por trágicas razones históricas los países denominados República Dominicana y Haití, que fueron divididos en épocas coloniales por intereses europeos, por países con ávido desarrollo imperialista como España y Francia. Esta última desparramando influencia y piratas que se adueñaron de una parte del territorio, donde las explotaciones agrícolas predominaron.
Así quedó dividido un territorio colonial, como ha ocurrido en el Asia y en África, donde pueblos han sido separados por fronteras políticas que han tenido el único motivo de saquear sus riquezas, y separar territorios con su gente dividida.
Así ha sido la historia.
Haití, los hermanos del Caribe más pobres y castigados, desde hace más de un siglo han ido penetrando en territorio dominicano con el beneplácito de las autoridades respectivas y las consecuencias sociales hoy generadas. Haitianos marginados han ido escapando de los crudos problemas sociales generados en su pueblo, violencia, golpes sanguinarios de Estado, inestabilidad social y política, concentración de la riqueza en pocas manos y discriminación racial. Ha sido y es uno de los países más pobres del Universo, en el cual por varias veces han ocupado tropas yanquis en pos del denominado “equilibrio justo” en la zona.
Por más de 16 años se ha visto intervenida por fuerzas de la ONU bajo el supuesto de estabilizar la región, aunque lo único que han logrado es una mayor incertidumbre e inestabilidad. Solo se benefician los soldados que reciben un puñado de dólares más que mandan a sus familias, en países como Uruguay.
Ha sido Haití, para completar su cuadro, devastado por un terremoto en el 2010, con trágicas consecuencias a las que pronto la gran prensa les dio vuelta la página, siendo hoy una tierra de la cual más de quinientos mil habitantes se encuentran radicados en forma ilegal en República Dominicana, anunciando su dramática y trágica repatriación compulsiva.
Los migrantes, primero en cifras que han superado el millón, se dirigieron al país más cercano, al cual ingresaron siendo explotados como mano de obra barata en las gigantescas plantaciones bananeras. Los tratados temporarios, la ausencia de una política migratoria ha creado una figura muy particular en la zona, denominada “desnacionalización de dominicanos que tengan ascendencia haitiana”, hecho insólito que afecta a más de una generación de descendientes incluso nacidos en la propia Dominicana.
La intervención internacional ha sido promesa de larga data; la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá, junto a la ONU, permanecen en el debe en su falso compromiso de ayuda, no sólo humanitaria, sino de aliviar el drama que viven los hermanos haitianos, que en filas interminables hacen cola para intentar conseguir una radicación provisoria en un país donde sus posibilidades futuras son sombrías e inciertas. Familias enteras con niños y ancianos se agolpan en Dominicana corriendo una carrera desigual contra el tiempo y contra la propia  historia que, aunque siendo el primer país que declaró su independencia del imperio español en el año 1804, esto ha quedado borrado por las páginas de las potencias e intereses colonialistas.
Tienen en común, en su mayor parte, no solo el color de su piel y el hambre que merodea, sino el peso de una historia a la cual se ha sumado el inesperado fenómeno climático para castigar a un pueblo apátrida sin futuro. Los informativos de las cadenas de televisión muestran los dramas que allí se viven, son “producto” del mercado que vende… nada más que por unos días, mientras que el estructural problema, que nace mucho antes del 2010,  castiga a los haitianos radicados en Dominicana con el fantasma de la repatriación hacia una patria que nada les ofrece.
Como siempre los responsables de todos estos dramas que solo los viven los que nada han tenido, gozan de buena salud, se mimetizan en los organismos internacionales, y en las ONG que figuran otorgando ayuda pero en realidad la misma nunca llega a destino.
Denunciamos desde estas páginas la vergonzosa situación actual de los haitianos,  que merecen por derecho histórico un mejor lugar en sus tierras, divididas por ávidos colonialistas para trazar la ruta de los esclavos negros y de las zonas bananeras.
Pueblo con aportes a la cultura regional, con antecedentes históricos poco evaluados y con mediocres dictadores que junto a sus familias se han aprovechado de esas tierras,  con el beneplácito de los imperialistas de siempre.
Haití ha ingresado al siglo XXI, junto a sus migrantes en peores condiciones que cuando fueron invadidos por Estados Unidos por dos o tres veces…