Uno de los desafíos a encarar en conjunto

Uno de los desafíos que deberá tener el nuevo gobierno comunal será el de la erradicación de los basurales en distintas zonas, tanto urbanas como suburbanas y rurales.
No es un tema nuevo, obviamente, pero creemos que es momento de encarar una campaña firme y sostenida, en procura de coordinar esfuerzos entre la Intendencia desde el área que corresponde con los vecinos, para que este viejo problema vaya teniendo poco a poco menos incidencia negativa en la sociedad.
Coordinar esfuerzos significa mucho trabajo por parte de ambas partes, porque es evidente que en este asunto juega un rol fundamental la toma de conciencia de los pobladores, en cuanto a tomar en cuenta cuáles son las propuestas del gobierno respecto a la limpieza de la ciudad y alrededores.
Ciertamente que se ha avanzado en ese sentido, pero todavía falta. El plan que desarrolla Servicios Generales en cuanto a la colocación de contendores en zonas estratégicas de la ciudad ha tenido resultados positivos, pero aún se siguen viendo basurales en los barrios, pero también en los caminos vecinales, donde algunos imprudentes continúan tirando bolsas con residuos, pero además otro tipo de utensilios que ya no usan –incluso sillones, sillas y colchones- desconociendo que para eso está en funcionamiento, en horarios acordes, el vertedero ubicado sobre la ruta 14.
Es realmente elogiable el programa que interinstitucionalmente se lleva a cabo en nuestro departamento, de clasificación y reciclaje de envases plásticos y de otros materiales como cartón, papel y vidrio, que ha colocado a Flores en la vanguardia a nivel nacional en materia de tratamiento de residuos. Pero, sin pretender ser muy exigentes pero sí realistas, nos falta profundizar en los aspectos señalados, vinculados a la higiene de la ciudad, más teniendo en cuenta los objetivos planteados en cuanto a la conservación del ambiente, de la naturaleza y de promoción de nuestro turismo, a partir del potencial del Geoparque.
Insistimos que gran parte del problema está en nosotros, en los vecinos que habitamos en los diferentes barrios de Trinidad y zonas aledañas. Pensamos que es en ese marco que tenemos que actuar.
Parece ser que no hay una buena comunicación entre los que instrumentan y desarrollan los planes de limpieza y la propia comunidad, y en eso también los comunicadores tenemos responsabilidades. Es decir, nos hemos comenzado a preguntar lo que parece esencial, si realmente los vecinos tienen suficiente información sobre los programas de recolección, o sencillamente es por la propia irresponsabilidad de los mismos que se forman los basurales, que generalmente comienzan con ramas propias de las podas y terminan convirtiéndose en focos de contaminación.
Habría que establecer, tal vez, una mejor comunicación con los vecinos, para que sean ellos mismos los que cuiden la limpieza del barrio, incluso denunciando a aquellos que no respetan los derechos de aquellos que velan por una mejor convivencia comunitaria.
Como decíamos al principio, se trata de un desafío al que no debería rehuirse.