Semblanzas, vivencias
Federico Paolino
Redacción
El pasado 19 de junio, el Club A. Peñarol de Flores cumplió 100 años de existencia. Allá por 1915, cuando en la vieja Europa finalizaba la Primera Guerra Mundial, un grupo de deportistas trinitarios se reunía, y fundaron la institución aurinegra.
En todo ese largo período pasaron enorme cantidad de dirigentes que fueron poniéndole el hombro y como fueron tantos no quiero dar nombres para evitar omitir alguno.
El principal rubro que se dedicaron fue la práctica de fútbol. Se afiliaron a la Liga Departamental y junto con el C. R. Porongos, nació una gran rivalidad deportiva hasta el presente.
Conquistó innumerables torneos locales, ha intervenido en los principales Campeonatos Nacionales de Clubes, fue una cantera de jugadores juveniles y con aporte importante a la Selección trinitaria en los torneos sureños y nacionales.
En 100 años fueron miles los jugadores que vistieron la casaca aurinegra, muchos de ellos jugaron en equipos de otros departamentos y en el profesionalismo. Son tantos los nombres importantes que quiero evitar omisiones.
Otra disciplina fue el básquetbol, interviniendo en los torneos locales que se disputaban en las canchas de la Plaza de Deportes y después en el Estadio “Artigas” (hoy Plaza “Walter Echeverría”).
También en el ciclismo, con figuras conocidas en las pruebas locales y en las Vueltas Ciclistas del Uruguay, Mil Millas Orientales y Rutas de América. También allá por 1950 en el vóley en las dos canchas de la Plaza de Deportes.
Entre las tantas cosas a destacar, recordamos la sede social que durante muchos años funcionó en el antiguo Chalet Flores (hoy Lavadero de Lanas).
Fueron famosos los bailes de verano en las dos pistas al aire libre y en los festejos de Carnaval.
Pasó también a la mejor historia los “Bailes de Resistencia” que duraban 8 días y noches seguidas.
En una oportunidad había un baile muy importante, estaba todo lleno, un sábado de noche de verano, de bote a bote, en horas de la madrugada un grupito de muchachos, con algunas copas de más, discusiones y problemas, líos; en fin, se suspende el baile por un rato. Se tranquiliza la cosa y entonces el Profesor Don Gerónimo Bejérez que era el Director de la orquesta y además tocaba el bandoneón; tomó el micrófono y dice a todo pulmón: “Siga el ritmo” y le dieron con todo, las pistas llenas hasta que salió el sol.
¡Qué lindas épocas!, ¿no?… ¡Salud viejo y peludo Peñarol!