Una obra que todo Flores siente como propia
Con la inauguración de la sede de la Asociación Down de Flores (ADOFLO) nuestra sociedad vivió el pasado viernes un acontecimiento muy emotivo, que tuvo sus particularidades.
Una de esas particularidades es la seguridad de que la obra de esta Asociación la siente todo el pueblo como propia, por todo lo que significa la misma, por su sentido solidario, por la misión que le toca cumplir en nuestra comunidad más allá de un fin específico, que es atender a personas con síndrome de Down.
“Las puertas de la sede estarán abiertas a toda la sociedad del departamento”, se expresó en el acto inaugural por parte de referentes de ADOFLO, como una señal de apertura, pero también de reconocimiento a una comunidad que en este año y medio de realizaciones –desde la fundación de la Asociación- se sintió parte de esta obra social, ya sea brindando apoyo directo o colaborando de las más diversas formas con un grupo de hombres y mujeres, padres de niños con síndrome de Down en su mayoría, que encararon con el corazón abierto una de las etapas de sus vidas seguramente más importantes e inimaginables.
Fue particular además por lo acontecido a la hora de plantearse la necesidad de una sede para funcionar; por haber encontrado esa iniciativa en las autoridades del gobierno, tanto departamental como nacional, una sensibilidad que fue capaz de abrir caminos con la premura que no es habitual a nivel de la esfera pública, donde la burocracia, y a veces el desinterés demostrado por las “pequeñas pero grandes cosas” de los pueblos, han estirado los tiempos hasta provocar el fracaso.
Las gestiones llevadas adelante desde Flores encontraron eco en Montevideo, en este caso en la Dirección General Impositiva, posibilitando que el bien inmueble ubicado en calles Gral. Flores y Herrera pasara en comodato a la Intendencia, y de ésta a ADOFLO, Asociación que tomó el ejemplo de San José para encarar el emprendimiento y posibilitar que nuestro departamento tuviera un espacio físico para desarrollar una obra que permitiera mejores condiciones de vida a los niños con síndrome de Down.
No importan los nombres -por más que son importantes y ADOFLO los mencionó en el acto inaugural- porque las obras de esta naturaleza están por encima de quienes tendieron sus manos para realizarla, para convertirse en patrimonio de la sociedad en su conjunto.
Pero esta obra tiene otra particularidad que cabe remarcar. Es el hecho de haber puesto en consideración de la opinión pública el tema del síndrome de Down, sobre el que había muy poca información. Hoy se sabe que las personas con este síndrome tienen capacidades que posibilitan su desarrollo; para ello es vital la intervención temprana, pero fundamentalmente que seamos conscientes que también es esencial la inclusión de esas personas para que puedan desenvolverse sin trabas en la sociedad, para poder manifestar en ella todos sus valores.
Desde estas páginas expresamos nuestro reconocimiento a las familias que luchan por metas tan loables como ésta de ADOFLO, a la vez de estimular a la comunidad para que continúe proyectando su sentido solidario hacia obras de estas características, que enorgullecen al departamento.