Honor y austeridad republicana
En sociología, ‘estigma’ es una condición, atributo, rasgo o comportamiento que hace que su portador sea incluido en una categoría social hacia cuyos miembros se genera una respuesta negativa y se les ve como culturalmente inaceptables o inferiores. (Wikipedia)
David Rabinovich
Columnista
El lunes 26 hice un viaje rápido a Montevideo. Sobre las once, llegué a la punta del Bulevar Aparicio Saravia para tomar por Ruta 3 al sur. Allí me vi sorprendido por el pasaje de varias tanquetas, aquellas con ruedas de goma, que compró el ejército de la dictadura para desfilar por las calles de la capital, sin dañarlas como lo haría la oruga de un tanque común, o para poder usarlas en la represión violenta de alguna manifestación popular. En aquel momento, verlas pasar reproducía la memoria de pasados escalofríos. Se arrastraban rumbo al norte, no sé con qué destino y vi pasar varias. No sabía que, -ahora carromatos andrajosos- seguían funcionando y no tengo idea de por qué están en uso, menos para qué se usan. Luego de tomar la ruta me crucé con algunas más, todas con el cañón enhiesto y el soldadito parado duro en la torreta. Al pasar la radial, ya sobre la ruta 1 vi alguna más. También había una detenida, supuse que rota. Al volver poco antes de las tres de la tarde seguía allí, asistida ahora por otra igualita, un camión del ejército y una camioneta, creo que de Policía Caminera. Un amigo me comentó que él se cruzó con varios camiones que llevaban un cañón cada uno. No sabemos cuántos vehículos militares, vergonzosamente obsoletos, andaban en cumplimiento de quién sabe qué “misión”. ¿Si me molestó? ¡Sí, me molestó y mucho!
Hacía pocos días, en una reunión donde se cuestionaba el gasto en Defensa, me enteré que es una cifra similar a las transferencias que se hace, desde el gobierno central, a todas las Intendencias del interior.
Según el diario El País: En el Día del Ejército Nacional, el Comandante en Jefe del Ejército Guido Manini Ríos aseguró que «los soldados piden reconocimiento por el incesante aporte y que no se los humille y desprecie con soberbia, que no se los denueste por prejuicios del pasado».
“Por su parte, el Ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro dijo que «hay una estigmatización evidente» de los militares que proviene «de todos los sectores de la sociedad, incluso del Frente Amplio».
El desprecio por lo que nos hicieron en el pasado existe y tiene que ver con la impunidad y el pacto mafioso de silencio, gracias al que todavía seguimos buscando los restos de los “desparecidos”. Las Fuerzas Armadas y sus cómplices, nos deben muchas explicaciones: colaboración con la Justicia, Tribunales de Honor, una inequívoca condena a la violación de los derechos humanos y los responsables de aquellos hechos. Hubo militares torturadores y militares torturados, tengo claro que no todos fueron, ni son, iguales. Pero, ¿quiénes se hacen responsables de separar bagres de tarariras?
Según El País, Manini Ríos dijo: «En este país nadie puede dudar de la total subordinación del Ejército al poder civil». El Ejército es una institución de 15.000 hombres «al servicio de la comunidad. En un mundo convulsionado y violento el Ejército se prepara para la defensa de la comunidad». «Callado, sufrido, abnegado, el soldado estuvo donde se lo requirió. Estos soldados estarán siempre dispuestos a una sociedad que pide a gritos más solidaridad. Estos soldados a la patria no piden nada, solo el reconocimiento al servicio diario y trabajo silencioso en tierras lejanas», sostuvo el Comandante en Jefe.
Me permito disentir. No me gustan las armas y menos quienes hacen su negocio con ellas. El negocio de las armas, de los soldados y de los mercenarios es sufrimiento, devastación y muerte para millones de inocentes. Miles de años de historia fundamentan mis convicciones pacifistas y libertarias.
Pero esta historia no se queda por acá.
“El comandante en Jefe del Ejército, General Guido Manini Ríos, afirmó en una comunicación interna y reservada a la que accedió El País, que es inaceptable el anteproyecto de ley elaborado por el Poder Ejecutivo para reformar el sistema de jubilaciones de las Fuerzas Armadas”.
Según informa el matutino: “Estas valoraciones están contenidas en la circular reservada 01/13, escrita el jueves 22 por el Comandante en Jefe de la fuerza de tierra y distribuida de inmediato a todos los oficiales del Ejército buscando evitar que se genere «malestar y preocupación» en los efectivos.”
Manini, que increíblemente sigue en funciones, se refería a un anteproyecto cuyo propósito es “equiparar la prestación que da el Servicio de Retiros y Pensiones Militares con el régimen general de jubilaciones, modificando los criterios con que los militares se podrán jubilar en el futuro, según informó Búsqueda el jueves 22. Básicamente, la iniciativa aumenta los años de servicio de los militares y la edad mínima para jubilarse, y les recorta una serie de beneficios que hoy tienen”. No son beneficios, constituyen privilegios instalados en dictadura cuando el número de efectivos y oficiales creció de forma desmesurada. Todavía hoy, ni Colombia tiene unas fuerzas armadas que ocupen un porcentaje tan alto de la población y Colombia enfrenta una guerra civil hace más de 60 años.
Siempre según la versión de El País, el General afirmó que «el documento propone una serie de disposiciones que son inaceptables para el mando de la fuerza».
“El anteproyecto señala que los militares pasarán a jubilarse con 60 años de edad y 30 de servicio como mínimo, frente a los 20 años de servicio que se les requiere hoy para pasar a retiro voluntario. También aumenta la edad máxima para el retiro obligatorio.
Se elimina la contabilización de los años de estudio en instituciones militares como parte de los años de servicio, y se quitan otros beneficios.” Supongo que para El País es meramente un ‘beneficio’ jubilarse con el 100% de las remuneraciones correspondientes a un grado superior al que tienen al momento de retirarse.
Aunque “si fuera aprobada, la reforma entraría a regir para todos los Oficiales de las Fuerzas Armadas que tengan menos de 40 años al momento de aprobarse”. Aclara el matutino.
Y el Comandante advierte que «en ningún caso la ley que eventualmente se apruebe podrá afectar a quienes ya tienen derechos generados y mucho menos a quienes ya computan el tiempo de retiro».
«Se exhorta a la fuerza a no permitir que un documento infundado genere una situación de nerviosismo y malestar entre sus integrantes» (…) «el mando defenderá en todo momento los intereses de todo el personal superior y subalterno, realizando a todo nivel los planteos que correspondan», se afirma en el documento.
“Según Búsqueda, en 2014 Economía y Finanzas autorizó una partida de US$ 344 millones para el Servicio de Retiros, y en 2013 el refuerzo había sido de US$ 26 millones.” (El País, 24 de oct.)
Todos los servidores del Estado deberían ser ejemplo, en la defensa del honor y la austeridad republicana. Los oficiales, si pretenden limpiar su imagen y la de las FFAA, más que ninguno.