El año que se nos viene

Es época de pasar con los amigos y la familia, de festejar y brindar por la felicidad que nos traerá el tiempo por venir. Y sin embargo, más apocalíptico que integrado, el pensamiento arranca con otros rumbos. El teclado cobra vida propia y se difuminan muchos buenos momentos personales para emerger, con nitidez cruel, la imagen del mundo tal cual es. A pesar de todo hay que cerrar 2015 y dejar que se abra paso 2016.

David Rabinovich
Columnista
Venezuela. Las elecciones legislativas transcurrieron en calma y ya nadie habla del “inminente fraude” que seguramente el régimen “dictatorial y corrupto” de Nicolás Maduro cometería, si era derrotado en las urnas. La derecha ganó por un contundente 18%, con lo que obtuvo 122 bancas contra las escasas 55 que conservó el gobierno. Todo tal como marca la ley y la voluntad de los venezolanos. Con esa mayoría parlamentaria la oposición puede hacer mucho daño al proyecto nacional, popular y latinoamericano que soñó Hugo Chávez. Los mercados festejan alborozados.

Argentina. El salario mínimo vital y móvil bajó de 625 dólares a 427. La primera semana de Mauricio Macri en el gobierno no deja lugar a dudas ni equívocos. Devaluación, bajada de los costos salariales y de las retenciones agropecuarias. Liberar la compra de dólares, las importaciones y las exportaciones. Designación directa, sin venia del senado, de dos nuevos miembros para la Suprema Corte de Justicia. Anuncios de revisar la legislación en materia de medios de comunicación, la que nunca pudo cumplirse a cabalidad porque el poder de los medios hegemónicos y concentrados es inmenso. Macri nombró un gabinete donde los empresarios, los grandes intereses económicos, los gerentes del capital, están al mando. Los mercados festejan alborozados.

Brasil. Después de 11 meses y 18 días de gestión el ministro de hacienda Joaquim Levy fue sustituido por un hombre de izquierda. Dejó una inflación proyectada del 10,7 por ciento, una recesión del 3,5 por ciento y, lo más preocupante, la desocupación que el año pasado estaba abajo del 5 por ciento trepó al 8,9 por ciento, con un incremento de la precarización. La presidenta está arrinconada, el gigante suramericano enfrenta una crisis institucional y económica de consecuencias imprevisibles. Pero los mercados festejan la posibilidad de un cambio de rumbo.

El Premio Nobel y ex economista jefe del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, escribió una reseña de La doctrina del shock (1) para el New York Times donde afirma que el libro contiene «una rica descripción de las maquinaciones políticas necesarias para obligar a desagradables políticas económicas en los países que las resisten”.
La agresión a la economía generando o promoviendo escasez, la desestabilización política y las campañas mediáticas, buscan crear el ambiente propicio para que la insatisfacción ante “la inseguridad, la corrupción y las amenazas a las libertades democráticas” haga posible un shock de medidas neoliberales. Son procesos confusos, agresivos, no pocas veces violentos, legales o no. Todo vale y la mentira suele ser utilizada sin pudores. Pero hay que señalar que en aspectos de la realidad como los errores de gestión, las ambiciones personales, las luchas de poder en el seno de las izquierdas, episodios de corrupción mal manejados y otros desaciertos de las fuerzas progresistas, estriban los planes de los neoconservadores.

Casinos, PLUNA o ANCAP son buenos ejemplos de cosas que no deberían hacerse de esa forma. El reciente intercambio epistolar entre José Mujica y Danilo Astori vale también como ejemplo. Si hay decisiones sobre las que no se puede rendir cuentas sin ser cuestionados, no es porque fueran “las únicas posibles” sino porque son malas, impresentables e inconvenientes.

Escribo estas líneas mientras en Paraguay se desarrolla una nueva y distinta cumbre del Mercosur. El ministro de Economía Danilo Astori dijo a Montevideo Portal que Argentina trajo “un aporte esperanzador” para que el Mercosur pueda cumplir su cometido. (…) “Hoy parecería ser que con un aporte nuevo de Argentina, que hemos visto como un aporte muy importante y esperanzador y la convicción que Uruguay y Paraguay tienen al respecto y con posiciones más flexibles de Brasil y ojalá en el futuro también de Venezuela, el Mercosur pueda ir construyendo una condición de posición colectiva muy positiva”. Se extraña la voz de “El Polo” Gargano en la izquierda.
Y para cerrar ésta, la última nota del año, como no puedo decir lo tradicional, ni desearles lo que corresponde, recurro una vez más a Eduardo Galeano porque él sí sabe cómo decir las cosas.

“Estimado señor Futuro,
De mi mayor consideración:

Le estoy escribiendo esta carta para pedirle un favor. Usted sabrá disculpar la molestia.
No, no tema, no es que quiera conocerlo. Ha de ser usted un señor muy solicitado, habrá tanta gente que querrá tener el gusto, pero yo no. Cuando alguna gitana me atrapa la mano, para leerme el porvenir, salgo corriendo a la disparada antes de que ella pueda cometer semejante crueldad.
Y sin embargo usted, misterioso señor, es la promesa que nuestros pasos persiguen queriendo sentido y destino. Y es este mundo, este mundo y no otro mundo, el lugar donde usted nos espera. A mí, y a los muchos que no creemos en los dioses que nos prometen otras vidas en los lejanísimos hoteles del Más Allá.
Y ahí está el problema, señor Futuro. Nos estamos quedando sin mundo. Los violentos lo patean, como si fuera una pelota. Juegan con él los señores de la guerra, como si fuera una granada de mano; y los voraces lo exprimen, como si fuera un limón. A este paso, me temo, más temprano que tarde el mundo podría no ser más que una piedra muerta girando en el espacio, sin tierra, sin agua, sin aire y sin alma.
De eso se trata, señor Futuro. Yo le pido, nosotros le pedimos, que no se deje desalojar. Para estar, para ser, necesitamos que usted siga estando, que usted siga siendo. Que usted nos ayude a defender su casa, que es la casa del tiempo.
Háganos esa gauchada, por favor. A nosotros y a los otros: a los otros que vendrán después, si tenemos después.

Lo saluda atentamente,
Un terrestre”

(1) Naomi Klein http://www.rebelion.org/autores.php?tipo=5&id=39&inicio=0

LEYENDA

El Premio Nobel y ex economista jefe del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, escribió una reseña de La doctrina del shock.