Un rinconcito del departamento en la capital del país
CASA DE RESIDENTES DE FLORES
Desde hace muchos años, la Casa de Residentes de Flores, en la capital del país recibe a los estudiantes del departamento. Un lugar especial y específico para los porongueros, pero también ofrece sus instalaciones a público en general para diferentes eventos. Hablamos con el Presidente de la institución para que nos cuente el latir de este bastión poronguero en la capital del país.
Francisco Connio
Redacción/Montevideo
Ruben Bula hace mucho tiempo que está vinculado a la Casa de Residentes de Flores, prácticamente desde hace 35 años pero siempre según confiesa, tuvo bajo perfil, lo que ha llevado a que en todo este tiempo no haya ocupado cargos de relevancia dentro de la institución. Pero los propios compañeros de directiva, de alguna manera lo impulsaron a que esta vez, tomara las riendas de la Casa de Residentes, por lo cual fue investido como Presidente tras la última elección de autoridades.
Según cuenta Bula a ECOS REGIONALES, siempre estuvo en puestos no relevantes dentro de la Casa de Residentes, por más que lo llamaban y siempre decidía aportar desde otro lugar. Sin embargo aceptó el desafío ¡y una vez subido al barco…hay que seguir!, dijo
La Casa de Residentes de Flores hace ya más de 30 años que funciona como institución social en la capital del país, cuya sede se encuentra en Magallanes 1163 a pocas cuadras de la principal avenida montevideana. Pero no siempre estuvo en ese lugar del Cordón ya que anteriormente estaba en la calle Mercedes, aunque cuenta Bula que antes era solo utilizada para fines sociales, no como en este caso que la casa además brinda un servicio de alojamiento permanente para estudiantes del departamento poronguero.
Mediante convenio con la Intendencia de Flores, en varios casos, más una pequeña cuota, varios estudiantes de ese departamento, entre diez o doce se alojan en esta casa durante todo el año. Un estudio previo determina quienes son aceptados priorizándose los que tienen menos recursos, siendo universitarios y de ambos sexos. En febrero, cuando se retome el año lectivo, seguramente haya algún cambio o sea algún estudiante nuevo “aunque este año particularmente ya nos dijeron que seguirán casi todos los del año pasado”, asegura Bula.
“Es que o bien consiguen trabajo, o de pronto pueden alquilar con otros compañeros en otro lugar y se van de acá”.
Vale señalar, como nos cuenta Bula, que la Casa no tienen nada que ver con el Hogar Estudiantil de Flores, pese a que ambos lugares tienen estudiantes del departamento. De todos modos asegura que los chicos en Magallanes, cumplen con ciertas pautas obligatorias de la Casa para poder alojarse en el lugar, como son orden, respeto, aseo, limpieza de su dormitorio, cocina, porque cada uno se hace cargo de la alimentación, por lo que pueden utilizar la cocina a gusto.
Asimismo la Casa de Residentes cuenta con un espacio especial, para tres camas “que son gestionadas en Trinidad por una Comisión que nos comunica que viene una o más personas a Montevideo y que de pronto debe atenderse en algún hospital por más de un día. Y como no tienen donde quedarse la Casa le brinda un lugar sin costo”.
A juicio de Bula, una de las cosas más agradables, que son de algún modo motivo de orgullo para todos los que llevan adelante esta Casa, es que muchos de los estudiantes que vivieron en ese lugar durante sus estudios, posteriormente ya recibidos, regresan a saludar y a pasar un rato con el casero que es como un padre para todos ellos, siempre tratando de que no falte nada a los chicos, de que todo marche dentro de los parámetros normales de funcionamiento de la Casa.
FACHADA CON EL ESCUDO DEL DEPARTAMENTO
La Casa no pasa desapercibida para cualquier transeúnte, al menos si va por la acera opuesta. Es una fachada como tantas de casas antiguas, con una puerta muy alta y un cartel en la parte superior que reza Casa Residentes de Flores y el escudo del departamento reafirma que se trata de un recinto poronguero.
Al ingresar al local, se nota el olorcito a limpio, no digamos que nos embriaga algún tipo de perfume pero si notamos perfumado que está aseado. Es que allí habitualmente en el salón principal, que se llega tras recorrer apenas unos metros de la primer pieza que oficia de oficina general de la casa, se realizan actividades.
Es alquilada a público en general que tras abonar una determinada suma de dinero tienen derecho a sus instalaciones utilizadas para fiestas, cumpleaños, reuniones, eventos, etc.
Bula reconoce que lamentablemente lo que ingresa por concepto de socios “es muy poco y no da para nada”, por lo cual el beneficio que se le brinda al socio tampoco es demasiado más allá de utilizar el salón o el parrillero aunque debe también poner un dinero, que no se separa demasiado a lo que se le cobra a alguien de afuera, situación que el Presidente se comprometió a rever en las próximas reuniones de directiva.
Asimismo hay que señalar que Bula reconoce que se ha presentado un problema en los últimos tiempos y que resolvieron por el camino del medio, por expresarlo de alguna forma. Y es precisamente que los estudiantes se quedaran los fines de semana en la Casa.
“Antes cada uno se regresaba a Trinidad por el fin de semana y el lunes estaban acá nuevamente. Pero los costos de los pasajes determinaron que ahora lo hagan cada quince días, coincidiendo esos días a veces con alguna fiesta privada. Tampoco podíamos darnos el gusto de no alquilar el salón que es una de las entradas de dinero por no decir la más importante”, reiterando que lo que se recibe por parte de la masa societaria no es muy importante.
“Hemos acordado que los varones se queden en sus piezas, que no anden deambulando y si tienen que utilizar el baño, bueno, que lo hagan ya que es el mismo que utiliza la gente que alquila”.
ESPACIOS AMPLIOS
Un estar grande al lado del salón principal, un pasillo, la cocina a un lado y una puerta que da al fondo, mas las habitaciones conforman el lugar que parece reducido pero es muy cómodo. Una puerta al fondo da a uno de los lugares predilectos de los socios dice Bula. Allí hay una barbacoa con parrillero, muy bien acondicionada, independiente de la casa lo que posibilita que se utilice sin inconvenientes. Esta fue precisamente una de las últimas obras realizadas por la institución, que por otra parte asegura el dirigente “siempre estamos tratando de hacer algo y el proyecto futuro inmediato es la construcción de nuevos baños para ser utilizados por quienes alquilan el salón. Lo que pasa que no es fácil y todo se va haciendo de a poco”, explica.
Bulla entiende que la casa necesita mucho más del apoyo de los socios, y reconoce que muchos porongueros ni siquiera saben que existe una Casa de esta índole. Apenas se arriman algunos socios en ocasiones especiales como por ejemplo cuando se celebra el Día del Maestro, un evento tradicional de la Casa, donde se entregan reconocimientos, además del Día de la Mujer, etc. Y esa es otra de las metas, arrimar al socio, invitar a más oriundos del departamento, lograr reunir a los porongueros…
Por ahora y una vez transcurrido diciembre, mes de muchas despedidas y comidas ahora ha llegado un poco de tranquilidad a la Casa de Flores, que sin dudas retomará su movimiento habitual recién en febrero cuando comiencen a llegar los estudiantes.