El Amor verdadero
“Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin” (Juan 13, 1-2)
El santo teólogo laico, político y mártir Tomás Moro escribía lo siguiente: Meditemos profundamente sobre el amor de Cristo nuestro Salvador, «que ha amado a los suyos hasta el extremo» (Jn 13,1), hasta el punto que por su bien, voluntariamente, sufrió una muerte dolorosa y manifestó el máximo grado de amor que puede existir. Pues Él mismo dijo: «No hay amor más grande que el que da su vida por sus amigos» (Jn 15, 13). Sí, este es el amor más grande que jamás se haya demostrado. Y sin embargo, nuestro Salvador nos dio uno mayor porque dio esta prueba de amor igual para sus amigos y sus enemigos.
¡Qué diferencia entre este verdadero amor y otras formas de amor falso e inconsistente que pueden encontrarse en este pobre mundo!… La Semana Santa puede ser para cada uno ocasión de un examen en el amor. Para el creyente en primer lugar, pero también a todo hermano de buena voluntad. ¿Quién ignora la gran necesidad de amor que vivimos? Por ello traigo lo que hace tanto tiempo, y cerca de su injusta condena a muerte, era motivo de reflexión para Tomás Moro, que compartía con sus hijos y esposa estos pensamientos.
Y así sigue: ¿Quién puede estar seguro, en la adversidad, de mantener a muchos de sus amigos, cuando nuestro Salvador, cuando fue arrestado, permaneció solo, abandonado de los suyos? ¿Cuándo tú te vayas, quién querrá ir contigo? ¿Si fueras rey, tu reino no te dejaría partir sólo para olvidarte tan pronto? ¿Incluso tu familia no te dejaría marchar, como una pobre alma abandonada que no sabe a dónde ir?
Tremendas preguntas, buenas para profundizar en la Semana de la Pasión –pasión del Amor de Dios para nosotros-. Porque estamos empezando la semana con paro por un padre de familia asesinado, con otros sucesos similares aquí, en Paysandú, etc. ¿Y en tu familia, pareja, hijos, amigos, compañeros, comunidad…? ¿Contigo mismo? Todas estas cuestiones son de atender. Decía Juan XXIII que encontrar a Dios en la vida y darle un buen lugar, mejora la salud de toda la sociedad. Sigue la carta de Moro: Así pues, aprendamos a amar en todo momento, como deberíamos amar: a Dios sobre todas las cosas y a todas las otras cosas a por Él. Porque cada amor que no nos lleva a este fin, es decir, a la voluntad de Dios es un amor vano y estéril. Todo amor que dirigimos a un ser creado y que debilita nuestro amor hacia Dios, es un amor detestable y un obstáculo en nuestro camino hacia el cielo … Así que, como nuestro Señor nos ha amado tanto para nuestra salvación, imploremos asiduamente su gracia, temiendo que en comparación con su gran amor, a nosotros se nos encuentre repletos de ingratitud.
Dice Tomás: camino hacia el cielo, y es verdad, pero se puede decir “camino hacia el amor real y concreto que uno vive aquí”, ya que el cielo se cultiva y conquista con lo que se hace aquí, así que si uno logra amar con amor verdadero puede decir que sigue el camino del cielo. Como indica el refrán: “los amigos se ven en las malas”, así es el Evangelio, el amor verdadero vence todos los obstáculos y es sólido. Los otros,… ¡flores de un día!
Estamos en el Año de la Misericordia convocado por el Papa Francisco, aprovechemos esta invitación a reconocer el Amor misericordioso. Sin duda todos tenemos fallas de hoy, de ayer y mañana tal vez de nuevo, pero el amor generoso y sin reservas de Jesucristo nos señala el camino. Lo que Él pide no es más que amor y lo devuelve cien veces más, seamos entonces abiertos en el amor a Dios y al prójimo. Quizás a lo largo de esta Semana podamos pensar sobre esto y lo que logremos, aunque sea poco, será para bien.
Buena Semana y ¡felices Pascuas de Resurrección!
P. Ricardo Paullier
Institución Dalmanutá