Nuestro adiós al amigo Armando Magallanes
La muerte sorprendió a Armando Magallanes Mugular y conmovió a su familia y a todos quienes lo conocimos, como compañero, como amigo, como vecino… Inesperadamente dejó de existir el pasado domingo en su lugar de residencia, en Francia, donde eligió para vivir desde muy joven, exiliado en la década del 70, cuando la dictadura lo expulsó del Uruguay –como a tantos otros compatriotas- por pensar diferente a los usurpadores del poder.
“Carozo”, con cuyo apodo lo conocimos siempre, estuvo estrechamente vinculado a ECOS REGIONALES, siendo colaborador permanente desde París, donde desarrolló una labor social encomiable desde la Organización L´Aurore, dedicada a asistir y recuperar a aquellas personas en situación de calle.
Armando Magallanes formó su familia en Francia, pero fue un hombre que nunca pudo, y tampoco quiso, desprenderse de sus afectos de su pueblo, porque aquí vivieron sus padres y viven sus hermanos, sus amigos. Era feliz cuando nos anunciaba que en tal fecha viajaría a Trinidad y mucho sufría cuando debía regresar al viejo mundo, porque aquí se cargaba de nostalgias de una época que no pudo disfrutar por circunstancias que tuvieron que ver con sus principios de vida.
Nos había confiado que ECOS REGIONALES era su gran excusa para, viviendo en lejanas tierras, para poder permanecer junto a los suyos. Sabíamos entonces que cada palabra que escribía tenía un contenido especial, más allá de las noticias, malas o buenas, que trasmitía en sus crónicas.
Podrán recordar los lectores que su última nota periodística la escribió hace poco, cuando Niza sufrió el terrible atentado, donde fallecieron más de ochenta inocentes. Sus hondos sentimientos quedaron expresamente estampados en esa crónica, escrita sin exagerar en dramatismos, como era él, un ser que había madurado viendo la realidad tal cual es, aunque la padeciera.
El mate y el café “cargado” eran motivos de reunión permanente con la gente de la Redacción y del Taller, a quienes preguntaba sobre muchas cosas, de las que había perdido “el hilo” por estar fuera del país.
El asado infaltable en el parrillero de esta casa cada vez que venía -el que “Carozo” reclamaba incluso antes de tomar el avión en París- le ofrecía la posibilidad de tener una visión más amplia, fundamentalmente de la política nacional y local, del fútbol y de su Independiente, al que defendió en su juventud poniendo más garra que calidad técnica.
Pero Armando Magallanes no se quedó en eso, sino que siempre estuvo pensando en cómo aportar a esta sociedad. Colaboró muchas veces con la Escuela Nro. 7 de Andresito, aportando útiles escolares, pero también otros elementos para el confort de los niños y docentes de aquel centro escolar rural.
También en el plano social, propició el relacionamiento entre organizaciones de discapacitados de Francia y de Flores, donde sus integrantes tuvieron la oportunidad de intercambiar experiencias, en un enriquecimiento personal y mutuo.
Para ello Armando Magallanes coordinó la tarea durante meses desde la institución social L´Aurore, conjuntando esfuerzos del Embajador de Uruguay en Francia, representantes del gobierno nacional y departamental, profesionales e integrantes de asociaciones interesadas en formarse a través de conferencias dictadas por reconocidos técnicos internacionales.
La pérdida de este generoso amigo es muy grande, no solo por la estima que se había ganado en ECOS REGIONALES y en otros círculos de esta comunidad, sino porque dejará de aportar esas cosas que tenían en él una mirada social profunda.
A su esposa Geneviev y a sus hijos, a sus hermanos y demás familiares, nuestra solidaridad ante tanto dolor.
Que tristeza. Recién me enteró. Lo conocí en Haití en 1993. Gran persona. Abrazo por siempre, profe.