El Boletero del Estadio
ESTAMPAS DE MI CIUDAD
Lic. Hugo Varela Brown
Redacción
En los pueblos del Interior existen personajes que muchas veces pasan inadvertidos en los espectáculos deportivos, cines y otros eventos. Representan en muchos casos a aquellos que en los fines de semana dejen a su familia para poder arrimar algún peso más al hogar.
Sabido es que el fútbol de Flores, ni en sus jugadores, ni en los que trabajan como funcionarios, ni en su cuerpo de dirigentes, ni en sus jueces, pueden ganar grandes sumas de dinero que les solucione la vida.
En los casos a los que nos referimos en estas líneas, rendimos homenaje a aquellos funcionarios que no faltaban un día al “Lavalleja”, tanto sábados como domingos, ni hablar cuando se desarrollaban los campeonatos del Sur: es el caso de Juan Andrade.
Funcionario de muy extensa trayectoria de la Junta Electoral, los fines de semana cumplía funciones puntualmente vendiendo entradas en el amplio lugar que contaba el estadio para el despacho de entradas.
En los torneos sureños y otros eventos, debido a la gran cantidad de gente que asistía, era acompañado por Carlitos Sequeira, otrora funcionario del Liceo Departamental.
Don Juan Andrade era un hombre de familia, luchador, muy amable con la gente y cumplidor al máximo de sus obligaciones como boletero.
Tal vez algunos puedan opinar que no tiene tanta importancia la publicación de esta nota, porque boleteros siempre deberán existir, y es muy cierto, pero no por eso debemos dejar de recordar -al menos a mi juicio- a toda esa gente casi anónima, silenciosa, trabajadora, que por su cometido sean menos importante, la gente era atendida con respeto y amabilidad en las boleterías del Estadio.
Entrando por una de las puertas principales, a la derecha, la boletería con amplio mostrador de portland y rejas verdes Juan Andrade era el boletero más popular y conocido por la afición poronguera.
Los días de los clásicos entre Porongos e Independiente, Nacional y Peñarol, Santa Bárbara y Policial, la boletería del “Lavalleja” mostraba -en esos años- largas filas de hinchas que se arrimaban con tiempo, porque siempre había un buen partido preliminar, conformándose importantes y disfrutables dobles jornadas.
En las jornadas del clásico del Sur, entre Flores y Durazno, el refuerzo en la boletería y en la guardia policial era un hecho constatado.
Cuando ya finalizaba la venta de entradas, los boleteros del Estadio hacían la liquidación y rendición de cuentas, para luego “bichar” el partido, ya en los segundos tiempos.
En la figura de Juan Andrade, queremos recordar a mucha gente –que como él- ponía su cuota parte de trabajo, entusiasmo y cumplimiento para que nuestro fútbol departamental tuviera buen funcionamiento.
No eran personalidades, ni personajes, representaban vecinos, como todos nosotros, que domingo a domingo posibilitaban esa función.
La historia de los pueblos y ciudades del Interior se construye en gran parte con gente como ésta, sencilla y humilde, que son en definitiva parte importante de la identidad de la comarca.