La intransigencia jamás fue una buena consejera
Nadie, absolutamente nadie, podía pensar que el conflicto desatado en el Municipio de Ismael Cortinas se podía solucionar sin emplear la herramienta del diálogo. Una vez más quedó demostrado que la intransigencia no es buena consejera, y que tampoco nadie, absolutamente nadie –y en este caso le cabe el sayo a la Alcaldesa de la Villa, por más que los concejales tienen también mucha responsabilidad de lo que está sucediendo- puede creerse que tiene la facultad para vulnerar derechos de los obreros, aún habiendo logrado el respaldo ciudadano para acceder a esa responsabilidad política.
Pero si bien el foco está puesto hoy en la Alcaldesa y en los concejales, todo el sistema político, el gobierno departamental en su conjunto, tiene que comenzar a pensar en sus responsabilidades en la conducción de la cosa pública, porque no es posible que en cuatro años –y habiéndose demostrado que aquí hubo una flagrante violación de derechos de un trabajador- no se fue capaz de encauzar una solución a un problema que es producto del capricho y de la obstinación.
Los trabajadores tuvieron que llegar a la medida extrema de la ocupación de las instalaciones del Municipios para que el Tercer Nivel de Gobierno instalado en Ismael Cortinas, en primer término porque es donde nace el conflicto, se diera cuenta que, por más que haya sido electo por el pueblo y que la Ley de Descentralización merece ajustes para que tenga solo una interpretación, la vía del diálogo –y también la grandeza de reconocer errores- es la vía más aconsejable para solucionar los problemas.
Como expresara anoche el vocero de la Intersindical de Flores, los trabajadores fueron los que, en definitiva, todavía renunciando a algunos postulados de su lucha, hicieron comprender a todos, que era necesario sentarse en torno a una mesa para, pacíficamente y sin rencores, encarar los mecanismos para arribar a una solución que debió llegar mucho antes.
¿Qué deja el conflicto?, la obligación de los gobernantes de tomar conciencia de las bondades del sistema democrático, que el ser electos por la ciudadanía no significa que pueden hacer lo que se les cante, sino que, sobre todo, y en primer término, deben respetar los derechos de sus gobernados, en el entendido que éstos también tienes sus obligaciones.
Más allá de eso, tomar esta experiencia para revertir el estilo de gobierno de confrontación, que se ha dado en el marco de una lucha de poderes que no ha beneficiado para nada a la descentralización tan reclamada por los propios actores políticos. Pero lo que es peor, esa situación no ha favorecido los intereses generales del pueblo cortinense, que nos consta tenía muchas esperanzas de comenzar a transitar un camino de desarrollo, en armonía, lejos de los viejos vicios partidarios que históricamente han contaminado a las comunidades.
Es hora entonces de recomponer el escenario en aquella localidad, la segunda en importancia en el departamento de Flores, pero eso será posible demostrando que se tiene la grandeza de admitir los errores cometidos, y que existe la voluntad de tomarlos en cuenta para no volver a repetirlos.
La Comisión que surgió anoche en la sesión extraordinaria de la Junta Departamental tiene la responsabilidad de encauzar una solución definitiva al conflicto, y debe ser ahí donde se plantee el inicio de una nueva etapa, de necesarios cambios en el modelo de conducción del gobierno, que haga realmente honor a la descentralización.