Navidad. Más allá del alboroto
Esta expresión: “Más allá del alboroto” me vino de repente al proponerme escribir estas líneas. Me significan: ¿qué quiere Dios con esta Navidad? La de hoy, 2016. Siempre hay mucho alboroto estos días, ¿por qué y para qué? ¿Qué queda de la Navidad en nuestras vidas?, ¿todo seguirá igual?
Creo que va a ser algo que cada uno de nosotros podemos definir. O elegir. ¿Qué Navidad quiero tener yo? Tanto preparativo, idas y venidas, desplazamientos,… ¿Para qué?
Atendamos los preparativos para el nacimiento de Jesús.
Como cinco siglos antes un Profeta decía: “Yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino delante de mí. Y en seguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan; y el Ángel de la alianza que ustedes desean ya viene”… y observen a qué viene: “Él se sentará para fundir y purificar: purificará a los hijos de Leví y los depurará como al oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda conforme a la justicia. La ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor, como en los tiempos pasados, como en los primeros años…. Él hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total” (Mal 3). Parece que la intención de Dios es la reparar el corazón de su Pueblo, “volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres” ¿hoy será distinto?
Siglos más tarde, viene el Bautista. Miremos estos preparativos: Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella… Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: «¿Qué llegará a ser este niño?». Porque la mano del Señor estaba con él (Lc 1).
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente… Y era sólo la llegada del que venía como Precursor. ¿Cuál será la gloria del juez, si la gloria de su heraldo es tan grande? ¿Quién será el que es el camino (Jn 14,5) si es tan grande el que prepara el camino? (Lc 3,6), dice San Agustín.
Detrás de todo el alboroto de estos días, se encuentra esta gran novedad, eso es Navidad, cuando nos impresiona que hoy, siglo XXI, “más allá” de tantas candilejas, todo el mundo se moviliza, porque allá, el día cero de nuestra Era, en un pueblito de las montañas nació un Niño en una pobre covacha. Son cosas divinas que sobrepasan la capacidad de nuestra fragilidad humana.
Entonces, hoy son nuestros preparativos. Que no quede este gran Acontecimiento ni en las corridas alocadas, ni en un lindo pesebre o una preciosa “balconera”. Que sea algo en el corazón. Algo que traiga aquello que promete Dios: “Paz a los hombres de buena voluntad”. Algo que sane las heridas que nos atormentan como personas, familias y a todo un país. Algo que nos reconcilie con el hermano de patria y con Dios.
Así, podremos decirnos más auténticamente: ¡Feliz Navidad!
P. Ricardo Paullier
Institución Dalmanutá