“El poder actuar en un tablado o en una sala de Teatro es como tener el cielo entre mis manos”
ENTREVISTA
CON MARIO SOSA: MURGUISTA, LETRISTA, ACTOR DE TEATRO… SINÓNIMO DE CULTURA
Mario Sosa ha cumplido 50 años de trayectoria como murguista, pero más que eso, ha transitado medio siglo de vida aportándole a la cultura desde muchos frentes, entregándose sin condiciones a un público que hoy no se resigna a verlo retirado de los tablados y de los desfiles con la cara pintada de múltiples colores. Pero tampoco admite que Mario esté alejado de los escenarios de teatro, otra de sus grandes pasiones, a la que habrá de retornar –según anunció- para expresar a su modo el agradecimiento a su pueblo por tantas emociones compartidas. ECOS REGIONALES lo entrevistó en su casa, para conocer sus sentimientos previos a un nuevo Carnaval, en el que ya no estará como murguista, sino como jurado del concurso de agrupaciones, en un rol nuevo que volverá a desafiar sus emociones. Mario Sosa debía ser sometido a una intervención quirúrgica en los próximos días, pero tranzó con el Médico por una nueva fecha, para poder responder a su pasión, que es el Carnaval. Después habrá tiempo para la operación, que le permitirá seguir luchando contra una porfiada enfermedad, a la que habrá de vencer con su espíritu de lucha, con su optimismo, con sus ganas de seguir aportándole a la cultura. Así fue el diálogo con ECOS REGIONALES.
-¿Cómo vives este tiempo con clima de Carnaval?
-Hoy en día vivo este tiempo con otras expectativas. Hoy lo miro desde “afuera”, muy diferente a antes cuando salía en la murga donde me corría una adrenalina especial.
Ahora más tranquilo, más distendido, viendo cuáles son las opciones que van a presentar las murgas, los humoristas, sobre todo los de Montevideo, pero con las expectativas puestas también en lo que se presente en Flores.
-Este año vas a tener un nuevo rol, actuando en el Carnaval, pero como integrante del Jurado. ¿Cómo asumes ese papel?
-Es un desafío nuevo, indudablemente. Veremos si en los 50 años de murguero aprendí algo de esto; creo que es un poco por eso que estaré como Jurado. Y otro poco además para poder estar prendido a la pasión que siempre tuve, que fueron las murgas.
-¿Cuándo nació esa pasión?
-Desde muy chico. Creo que tenía 11 o 12 años cuando por primera vez me vinculé a una murga que se llamaba “La Nueva Ola”, en la que salía la muchachada de mi barrio y gente mayor, por supuesto, que le gustaba divertirse en aquellos carnavales preciosos que añoro tanto y que no van a volver nunca más. Pero a uno le queda ese recuerdo que es imborrable, que no va a morir nunca, que se va con la persona…
A veces es difícil de trasmitir lo que se vivía en aquella época, para que realmente te entienda el interlocutor.
-¿Es una frase hecha o es real la expresión “carnavales eran los de antes”?
-Hay mucha gente que dice eso, que carnavales eran los de antes, pero yo pienso que la esencia del carnaval es la misma. Es cierto que los tiempos son diferentes y que ha cambiado la forma de encararlo, también ha cambiado la forma de manifestarse. Se ha modernizado y ha progresado muchísimo el canto y la actuación de la murga.
Antes uno escribía, por ejemplo, para media hora de repertorio sin tener conexión una cosa con la otra, pero uno lo hacía por diversión. No estaba tanto la exigencia de la competencia como sucede hoy, por eso la gente de mi edad añora aquella época, más de lo que tal vez los jóvenes de hoy pueden sentir pasado determinado tiempo.
-¿Qué es lo que esencialmente ha cambiado más, entre aquel y este carnaval de hoy?
-Todo ha cambiado… todo. Si bien el espíritu es el mismo, las formas de manifestarse son distintas, porque están acordes con los tiempos que estamos viviendo. Pero esto no solo pasa en el carnaval, sino que ha cambiado la vida misma.
En la época en que era gurí, cuando me empecé a arrimar a una murga, fumar delante de un mayor estaba prohibido, sin embargo, hoy chiquilines de 14 o 15 años no tienen reparos en hacerlo delante de sus padres, y no hablemos solamente del tabaco.
Es todo un tema cultural, de idiosincrasia de las naciones; no solo del carnaval, sino de lo general de la vida.
-¿Cómo ves hoy al carnaval de Flores?
-Es distinto porque los organizadores son gente nueva, que lógicamente no vivió aquella época, tienen otras ideas y tratan de imponerlas. Y yo creo que está bien, porque el mundo tiene que seguir avanzando. Somos nosotros los que tenemos que adaptarnos a esos cambios.
-¿En este nuevo tiempo hay menos gente con pasión de carnaval, dispuesta a formar e integrar murgas y otras agrupaciones?
-La pasión seguramente es la misma que en la época pasada, pero el carnaval de ahora tiene otras exigencias y se hace más difícil formar una murga. Si pudiera retroceder hasta aquellos 16 años en que formalmente integré una murga, capaz que no podría formar parte hoy de una agrupación de este tipo, porque canto mal… En este tiempo para integrar una murga hay que cantar bien, hay que ser buen actor, hay que tener mucha motricidad. Es todo un conjunto de cosas que hablan de la evolución que ha habido en todos estos años.
Ahora me deleito disfrutando de un espectáculo murguero, es como una obra de teatro cantada; realmente maravilloso.
-¿Solo por eso no surgen murgas en Flores, por las exigencias que esa actividad demanda?
-Faltan incentivos. Es caro sacar una murga y quienes están a cargo de la organización de la fiesta no pueden llegar a cubrir los costos que una agrupación carnavalesca requiere.
Para poder trascender es necesario estar a nivel de la media de otros departamentos donde hay más recursos; estoy hablando de Montevideo, de San José y Canelones. Ahí hay más oportunidades para solventar gastos de una murga, pero acá no solo se hace demasiado caro, sino que no se producen recursos genuinos para afrontar los costos.
-¿Qué más se necesita para incentivar la cultura del carnaval?
-En principio recursos económicos debido a las exigencias de las que hablé, pero también se requiere de gente que contagie esa cultura. Se necesita de gente que sepa del tema, sepa lo que es una murga, sepa enseñar a cantar, sepa lo que es percusión y otro montón de cosas que el espectáculo de una murga requiere. Recursos humanos que hoy en día son bastante escasos, a pesar que hace un par de años empezó a salir gente de Montevideo a dar talleres.
Pero no solamente alcanza con talleres, sino que tiene que haber más dedicación de esa gente con conocimientos sobre el tema; más dedicación a determinados grupos, en especial de aquellos que están dispuestos a asumir su primera experiencia en una agrupación de carnaval.
En Flores, por ejemplo, la murga tradicional “Aquí está la que faltaba” siempre ha estado saliendo a impulsos de Wilton Heredia, y esta murga joven “Ta´ muerta la vaca” se formó porque los muchachos constituyeron una cooperativa para poder existir. Pero ese tipo de modalidad, tan común en épocas pasadas fundamentalmente en Montevideo, se está dejando de practicar por el sacrificio que ello implica para los propios integrantes, porque las exigencias desgastan.
En opinión muy personal, entiendo que los actores tienen que estar especialmente dedicados al espectáculo y no tener que estar pensando en que tienen que vender números de rifa, tortas fritas o ravioles para poder presentarse en un escenario, o para poder desfilar con la expectativa de hacerlo bien.
Ahora cada murga tiene sus propios dueños que son los que ponen el dinero para solventarla, y así es más fácil.
-Algunos opinan que en Flores se optó por la más fácil, es decir, hacer carnaval pagando buen dinero a agrupaciones que vienen desde afuera. ¿Es tan así?
-Entiendo a los que opinan de esa manera. Es como decía hoy, son los nuevos organizadores del carnaval que van moldeando su idea a estos nuevos tiempos; de ahí que han aparecido los desfiles de Comparsas y de Escuelas de Samba que también llenan la expectativa de la gente, olvidándose de otras cosas…
-¿Qué pasaría si esos recursos que se invierten en esos desfiles se volcaran a la formación de nuestros carnavaleros?
-El Ministerio de Educación y Cultura tiene un programa con ese fin, pero ha sido poco publicitado. Yo tuve la oportunidad de trabajar el año pasado en el Centro Juvenil Taller “Unión”, donde me encontré con un grupo de chiquilines que, si bien gustaban del carnaval, no querían exponerse. Entonces tuvimos que idear otro tipo de actividad para que pudieran comenzar a tomarle el gustito al carnaval y a la murga en particular.
Se nos ocurrió, como ustedes en ECOS REGIONALES lo informaron, formar una murga de títeres, una experiencia que salió muy bien porque los chiquilines quedaron enganchados con eso y por la respuesta de la gente. Cuando se abrió el telón para que los títeres dieran vida a la murga fue todo un acontecimiento, fue el recrear el viejo tablado del barrio, presentando las cosas que se hacían antes. Personalmente quedé sorprendido, emocionado al ver esas escenas.
Ahora, de ahí a una murga realmente formada va a quedar un paso mucho más corto. La clave es buscar la forma de cómo llegarles a los chiquilines.
-¿Eso es “cultura popular” como suele decirse, o es simplemente cultura?
-Para mí la cultura es una sola. Es cierto que tiene diferentes ramas y es cultivada por los más diversos extractos de la sociedad en base a sus gustos, pero la cultura es cultura. Nunca me gustó emplear el concepto de “cultura popular” para identificar a determinada rama de actividad, como puede ser el folklore, por ejemplo. ¿Por qué decir “canto popular”?
-¿Cuál es la diferencia que existe entre una agrupación de carnaval, como puede ser la murga, y un grupo de teatro, que es tu otra gran pasión?
-Para mí no hay ninguna diferencia. En el teatro hay que aprender un libreto que escribió hace 400 o más años, como Lorca o Molière, y en la murga también, quizá no con las finas palabras de autores universales como los que nombré, pero es la misma temática.
-¿Y qué es lo que prefieres más, la murga en un escenario de barrio o el teatro en una sala como la del “Artigas”?
-Siempre dije que soy inmensamente feliz interpretando en cualquier escenario. Poder actuar en un tablado o en una sala de teatro es como tener el cielo entre mis manos. Ahí es cuando llego al máximo placer, como lo puede sentir cualquier ser humano con su propia pasión.
-Del teatro nunca te fuiste, pero… ¿vas a retornar algún día?
-Sí, voy a volver. Voy a volver para despedirme, no porque piense morirme, sino porque siento la necesidad de decirle gracias a la gente por todo lo que me ha dado.
Sinceramente, comparando lo que ya he vivido con lo que me queda, el tramo es mucho más corto y ese tiempo no me alcanzará para agradecer como quiero todo lo que mi pueblo me ha dado.
Voy a volver para hacer algo que quede, para de esa forma darle gracias a la gente por todo lo que me ha dado.
-Hace 50 años que sos actor activo del carnaval, de la cultura; si tuvieras que destacar algo especial de esa larga trayectoria, ¿que nos dirías?
-Primero debo decir que me quedan muchísimas cosas por hacer, pero de esa trayectoria rescato sobre todo el cariño de la gente, esa emoción, esa adrenalina que uno siente desde la punta de los pies hasta el último pelo de la cabeza (de los pocos que me quedan…) Eso es indescriptible y como tal no tengo palabras para explicar ese tipo de sensaciones.
-¿Alguna vez “te la creíste” y te dijiste a ti mismo, “soy un buen murguista, soy un buen actor de teatro”?
-No, jamás, porque tengo muy claro que uno siempre está aprendiendo. Y siempre hay algo para aprender, inclusive de aquel más anónimo personaje que puede pasar por delante de uno.
-Mario Sosa es el resultado de eso…
-He tratado de mantener una conducta siguiendo esa línea. Creo que he sembrado con ese tipo de actitudes y hoy –por lo que estoy viviendo- estoy recogiendo esos frutos… esas muestras de cariño, de solidaridad, de estar junto a mí en los momentos que necesito del estímulo del familiar, del amigo. Eso es impagable.
-¿Cómo tomaste el homenaje que te realizó la Junta Departamental, como un estímulo para seguir o como una emotiva despedida?
-Sinceramente me hubiera gustado seguir en los escenarios después de ese emotivo momento, pero quiero dedicarme un poco a mí y a mi familia que muchas veces se vio postergada por lo que yo hacía.
-¿Qué se te viene a la mente en este momento?
-Que no sé lo que voy a hacer para poder retornar al teatro, y después me gustaría que las generaciones actuales y las que están por venir sigan trabajando en estas actividades, porque después que les toman el gusto no las dejan más, son fabulosas.
-¿Sabes qué sensaciones ganarán tu corazón cuando sientas nuevamente el sonar de un tambor?
-No lo sé, sinceramente no lo sé. Soy un tipo muy sensible y no lo digo simplemente por querer comprar a nadie, sino porque realmente lo siento así. Me emocionan las despedidas de las murgas, me río con los couplés que proponen cosas novedosas.
Hay situaciones que me van a seguir emocionando y me van a seguir haciendo caer alguna lágrima que otra. Pero bueno… espero sentarme en la silla con los compañeros del Jurado para ver lo que voy a sentir cuando suba la que fue mi murga y la otra murga que viene surgiendo en Trinidad, y también las de otros departamentos en las que tengo muchos compañeros. Porque el carnaval lo que tiene también es eso, compañerismo, amistad, voz para luchar por lo que uno defiende.