Consternación y dolor

La comunidad uruguaya se ha visto conmovida por el horror, tras el hallazgo sin vida del cuerpo de otra niña que había sido secuestrada.
El de ayer es el último de una serie de crímenes de niños que se han registrado en lo que va del año; los dos últimos de Valentina Walter en Rivera y Brissa González en Montevideo.
El asesinato de niños es de los tipos de crímenes que despiertan mayor consternación en la población, por la indefensión de las víctimas, por no lograrse entender las razones que llevan a cometer esos aberrantes delitos, propios de mentes enfermas, llenas de perversión y de odio.
Una manifestación de dolor se extiende a lo largo y ancho del país, por estos hechos que se siguen produciendo en este país con tanta frecuencia que llama la atención. Marchas de silencio se llevan a cabo hoy que significan un llamado de atención a quienes deberían extremar sus esfuerzos en todos los sentidos, para intentar terminar con este drama que enluta no solo a las familias de las pequeñas víctimas, sino a la sociedad en su conjunto.
“Para modificar esta realidad y proteger a nuestras y nuestros niños y niñas, necesitamos que todas las instituciones sociales y la ciudadanía en general se unan para romper con el silencio que ampara a quienes ejercen violencia contra los más débiles (mujeres, niñas, niños y adolescentes) y el reconocimiento de la responsabilidad compartida en su protección”, expresa parte del mensaje del Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia.
Por cierto que todos podemos hacer algo para ese necesario cambio cultural, pero para eso será también imperioso estar más cerca de lo que pasa a nuestro alrededor, conocer más a nuestros niños y adolescentes, no dejarlos solos ante cualquier circunstancia, para poder protegerlos mejor de un mundo cargado de riesgos, de tentaciones, de curiosidades y de perversidad.
Hay que tener en cuenta que estos hechos cometidos por abusadores, violadores y agresores sexuales no son nuevos en el Uruguay. Las estadísticas así lo marcan, pero quizá pasaron inadvertidas para muchos de los que ahora se dan contra la triste realidad, señalada por el asesinato en los últimos días de Valentina y Brissa.
En efecto, en los primeros seis meses de 2017 fueron asesinadas 19 personas menores de 19 años, lo que representó un 13,8% de las víctimas. Del total de víctimas menores de 19 años en los primeros seis meses de 2017 una fue menor de 9 años y 18 tenían entre 10 y 19 años.
En 2016, año en que fueron asesinadas 265 personas, los informes del Ministerio del Interior no divulgaron el detalle por edad de las víctimas, pero se sabe que en 2015 fueron asesinadas 32 personas menores de 19 años, lo que representó un 11% de las víctimas de asesinato, que ese año llegó a 289.
En 2014 asesinaron a 47 personas menores de 19 años, lo que representó un 18% del total de homicidios. 10 de las víctimas tenía menos de 9 años, lo que representó un 4% del total de homicidios, mientras que 37 tenía menos de 19 años, un 14% del total de homicidios consumados.
Esa es la dura realidad que nos golpea; de ahí la necesidad de reflexionar sobre ella, pero sobre todo tomar conciencia de ese complejo mundo que nos rodea, que a veces nos es totalmente desconocido y ajeno, a pesar de que en él viven también nuestros seres queridos.

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