Agroquímicos en el campo y la ciudad
Como seguramente se recordará, por así haberlo informado ECOS REGIONALES, en una de las últimas sesiones de la Junta Departamental el edil Mario Torres se refirió a la utilización de agroquímicos en la planta urbana, explicando los daños que esa sustancia provoca.
Es bastante usual que la gente utilice esos productos para eliminar el pasto de veredas o predios, tal vez sin conocimiento de causa. Interpretamos que por ese lado fue la advertencia del legislador de Flores, al constatar en su propia casa los perjuicios que provocó la utilización -en un lugar cercano a su vivienda- del llamado “matayuyos”.
En oportunidad de manifestarse esta preocupación, dio lectura a la norma que determina quiénes son los responsables de controlar la utilización de esas sustancias tóxicas. Indudablemente que la ley existe, pero los hechos demuestran que nadie se interesa por controlar este tipo de situaciones.
A nuestro juicio este tema merece ser puesto en la consideración pública, porque significa un gran problema para el ambiente y consecuentemente para la salud de la población.
Veamos algunos datos que bien pueden aportar a este análisis. Días pasados fue publicado en el diario “La Diaria” un interesante informe sobre la problemática del uso de agroquímicos (ladiaria.com.uy – Las consecuencias de la utilización de agroquímicos para los trabajadores arroceros de Treinta y Tres). El mismo puntualiza que según el Monitor de Accidentes Laborales del Banco de Seguros del Estado (BSE), en un estudio que abarca el período comprendido entre enero de 2014 y marzo 2017, la categoría que presentó la mayor cantidad de accidentes laborales según la clasificación de Claves de Riesgo fue Rurales, superando a Construcción y Frigoríficos.
Informa “La Diaria” que Nicolás Rodríguez González, psicólogo social e investigador de la Universidad de la República, explicó que “en esto de reducir los tiempos de producción, la utilización de agroquímicos es central. Los trabajadores no deciden cómo producir, son los productores los que deciden producir de esa forma. Hay algo que se impone en el proceso productivo que el trabajador no tiene más remedio que aceptar”.
Rodríguez González investiga, junto con un grupo interdisciplinario, la salud laboral, el trabajo rural y las relaciones psicosociales en el campo. Comenzaron en 2010 y han estudiado en la cuenca de la laguna Merín, en el norte de Rocha, y actualmente se encuentran en Guichón. Trabajan junto con los sindicatos de trabajadores rurales, con quienes elaboraron conjuntamente la “Cartilla para los trabajadores y trabajadoras del arroz”. En ella se explican los principales riesgos de esta labor, relacionados principalmente con los riesgos del ambiente y los generados por contaminantes químicos, biológicos y físicos.
Esa investigación concluyó que “hay una distancia en Uruguay en el trabajo rural, en general, entre la normativa y lo que efectivamente pasa. Desde 2005 ha avanzado mucho en legislación en cuanto al trabajo, pero el cumplimiento de esa legislación por parte de las empresas, así como el control por parte del Estado del cumplimiento de esta legislación en los contextos rurales, son bastante débiles, más aún en zonas aisladas”.
El descontrol preocupa, pero mucho más las consecuencias lamentables que está dejando este fenómeno en la salud de trabajadores arroceros de Treinta y Tres.
Para tener en cuenta