Por un accidente le tuvieron que amputar una pierna… el trabajo en la tierra lo sacó adelante
JULIO PÉREZ, UN EJEMPLO DE VIDA
Julio Pérez es un hombre que, de nombre común, ha trascendido por haber obtenido los primeros premios en los Concurso de Huertas de los años 2017 y 2018, organizados por el Departamento de Promoción y Desarrollo de la Intendencia de Flores y el Movimiento de la Juventud Agraria.
ECOS REGIONALES quiso conocer un poco más a este trabajador de la tierra y se fue hasta su pequeño establecimiento que, ubicado sobre la Ruta 23 en la zona de La Casilla -a unos cinco quilómetros más adelante del centro poblado de MEVIR- ocupa cuatro hectáreas, en las que desarrolla diversas actividades junto a su sobrino, enfocadas a la huerta y a la granja.
Pérez traspasa apenas los 60 años y la mayor parte de ellos los vivió en la campaña; es oriundo de Palmitas, un pueblo ubicado sobre la cuchilla del Bizcocho, perteneciente al departamento de Soriano. Allá trabajó en graneros, en la esquila, en las rutas, en Palmar; hace 30 años que se vino para Flores y reside en la zona de La Casilla desde hace más de 15 años.
Recuerda que en esa oportunidad se vino a pasear por una semana, pero le gustó para hacer algunas changas en lo de Enrique Bula, donde hacía leña y reparaba algunos alambrados. Después estuvo trabajando con Pedro Zabala y luego de tres años comenzó a laburar en el tambo de José María García Alfaro, donde estuvo un año y medio.
Así fue que aquellos siete u ocho días, por los que vino a visitar a un pariente, se fueron alargando de tal forma que Julio comenzó a aquerenciarse en los pagos de la Cuarta Sección.
Poco después entró a la Sociedad de Fomento Rural de La Casilla como cocinero, haciendo también tareas de semillero y galponero, hasta que la merma del trabajo hizo que ingresara al “seguro de paro”. Julio Pérez recuerda que eso ocurrió hace cinco años, un 28 de febrero, día del que no se olvidará jamás porque fue cuando tuvo un grave accidente en moto, en el que desagraciadamente perdió una pierna.
El impacto contra una camioneta lo desestabilizó y las heridas recibidas en una de sus piernas fueran tan importantes que la ciencia nada pudo hacer para poder recuperarla. Por eso es que Julio Pérez se moviliza con dos muletas, o con una de ellas cuando tiene que realizar alguna determinada tarea en la tierra, como carpir o preparar el invernáculo.
Poco después se jubiló por esa causal y desde hace algunos años se dedica a la huerta y a la granja, plantando y cosechando las más diversas especies para “parar la olla” y vender algo de su producción a los vecinos y a gente que pasa por el establecimiento… pero además cría gallinas, pollos, cerdos, que le permiten sobrellevar la vida con las dificultades propias de un pequeño productor que, por su amor a la tierra y por no dejarse vencer ante su condición de lisiado, se ha transformado en un verdadero ejemplo de vida.
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