Más vigente que nunca: “La Justicia tarda, pero llega…”
Nunca más certera que hoy la afirmación que “la Justicia tarda, pero llega”. Lo que sucedió ayer en el Juzgado Letrado de Flores con la decisión del Juez Eduardo Guevara de dictar sentencia interlocutoria, que establece el procesamiento y prisión para el Médico Militar Nelson Fornos Vera y del Coronel Mario Simón Ramos, es una demostración más de que ese dicho tiene mucho asidero.
En el año 1986 la Federación Médica del Interior (FEMI) realizó ante la Justicia una denuncia por torturas ocurridas en tiempos de dictadura en el Cuartel de Trinidad, realizada por varios ciudadanos, y ese largo proceso tiene su etapa más importante, aunque no definitiva, con la prisión de estos dos militares acusados de reiterados delitos de abuso de autoridad contra los detenidos.
La Fiscal Letrada Dra. Gabriela Rusiñol había solicitado en octubre de 2017 el procesamiento de Ramos y Fornos, pero luego los recursos interpuestos por la defensa de los acusados, determinaron que se diera larga a la sentencia de un Juez.
Esa sentencia tiene mucha historia atrás, desde el momento en que nuestro departamento fue de los que más sufrió las consecuencias de la dictadura cívico-militar. Un régimen que sembró el miedo y el terror en nuestra población, que se vio permanentemente perseguida, de la misma manera que ocurrió con los medios de prensa, que tuvieron en esa época que pagar caro la osadía de buscar la forma sutil de trasmitir su mensaje de rechazo a las acciones y decisiones de los militares, que contaron con la complicidad de muchos civiles que actuaron desde lugares claves de la administración pública.
Las atrocidades que acontecían en el Cuartel de Trinidad eran ‘vox populi’; las denuncias de los que sufrieron violaciones de los derechos humanos en ese establecimiento eran reiteradas, sin embargo, nadie les daba curso, ocultándolas de la misma forma que lo hicieron los dictadores que orientaron el gobierno de facto, incluso negando hasta hace poco que hubiera enterramientos de personas que murieron en las sesiones de tortura.
La denuncia de FEMI del año 1986 relataba todos esos hechos que sufrió un grupo de ciudadanos de Flores, y de otros lugares del país, que ‘cayeron’ en este Cuartel a cumplir la condena por pensar diferente al autoritarismo imperante en el país. Sin dudas que en esa época los nombres de Mario Ramos y Nelson Fornos eran los que más se denunciaron por violaciones de derechos humanos y como principales referentes del terrorismo de Estado.
Algunos de los que sufrieron en carne propia la tortura ya no están, fue muy largo el proceso judicial porque muchas fueron las ‘chicanas que se interpusieron para demorar la sentencia, pero otros ciudadanos están hoy, vivos, seguramente no festejando el fallo -porque el odio nunca formó parte de sus principios- pero sí celebrando que finalmente se hizo Justicia… y la verdad volvió a triunfar sobre la mentira.
La sentencia contra Ramos y Fornos es un paso más, en esa lenta marcha hacia una reconciliación sostenida en los firmes pilares de una Justicia que en Uruguay es garante del Estado de derecho.