Las cosas del Estado que no se entienden

Más de una vez nos hemos referido al tema, pero corresponde insistir. Las propiedades improductivas que posee el Estado en nuestro departamento –como seguramente ocurre en todo el país- merecen un destino adecuado.

Nos referimos, obviamente, a predios y viviendas que han sido donadas a organismos estatales por parte de personas que dejaron así establecido su deseo en los testamentos, antes de fallecer, y que luego pasaron a propiedad de instituciones oficiales y que ahí han quedado por largo tiempo sin ser utilizados.
Así es que por la ciudad existen hoy viviendas en pleno centro con un cartel que informa a qué institución del Estado pertenece, o terrenos también identificados con el nombre del organismo propietario de ese bien. Casas que se están deteriorando por el paso del tiempo y predios descuidados o usufructuados por visitantes esporádicos, que encuentran allí el lugar para pernoctar por algunos días.
Mientras tanto en Flores se sigue manifestando la necesidad de contar con predios para construir viviendas, en espacios que poseen todos los servicios públicos como corresponde. Y vaya si esos terrenos –al menos en este aspecto- cuentan con esas exigencias, en la medida en que están ubicados en plena planta urbana de la ciudad.
Hay antecedentes a tener muy en cuenta en este aspecto, lo hemos repetido varias veces que el Hospital de Flores se ha beneficiado con la venta de propiedades donadas. Ahí está la obra de mejoramiento edilicio del Hogar de Ancianos, que se trata de un proyecto importante encarado con recursos provenientes de la venta de un campo que había “heredado” este centro de Salud Pública.
Ese es un ejemplo claro que habría que tener en cuenta, pero no sabemos por qué –aunque suponemos que el factor burocracia incide en estas cosas- siguen diseminadas por la ciudad esas propiedades improductivas, cuando sabido es cuán necesarios son los recursos económicos para hacer funcionar cualquier empresa, estatal o privada. Y una opción es esa justamente, vender esos inmuebles para que los mismos se transformen en productivos para la sociedad.
En definitiva se trata de lograr dos fines loables, por un lado hacerse de recursos y por otro posibilitar que otros vecinos puedan usufructuar esos bienes.
Hay algunas cosas que parecen sencillas y ésta es una de ellas. Se nos hace difícil quienes trabajamos en la actividad privada comprender este tipo de situaciones. Alguien tiene que interesarse por luchar contra los tentáculos de la burocracia, si de eso se trata, porque demasiadas trabas existen en este país, de adentro y de afuera, como para sumar estas situaciones que, pensadas desde el sentido común, no tienen ninguna lógica.
Habría que articular acciones para poder llegar al fondo del problema. Si se trata de dar herramientas legislativas al Estado, es ocasión que los Representantes Nacionales analicen el tema para poder actuar en consecuencia. Si estamos hablando de un asunto radicado en el ejecutivo, igualmente, nuestros Representantes deberían interesarse y hacer el esfuerzo por desatar ese nudo incomprensible.
Alguien debería dar explicaciones del por qué esos predios y viviendas con carteles identificatorios (MSP, Primaria, etc.) que están improductivos en la ciudad, no son aprovechados por el propio Estado, y concomitantemente por la sociedad.