Los padres y la Asignación Familiar

LOS ECOS DE HOY

Mario Delgado Gerez
Redacción

Días atrás se dio a conocer por parte del Banco de Previsión Social (BPS) el número de Asignaciones Familiares que serán suspendidas a aquellos niños o jóvenes, como consecuencia de haber dejado de asistir a los cursos formales, tanto en Primaria como en Secundaria.
Este beneficio otrora casi “sagrado” y respetado, años a, hoy es mirado con cierto dejo de despreocupación por un número alto de padres, que parecería que poco les importa que sus hijos vayan a estudiar.
Según los datos aportados por el BPS, al 30 de junio, que es la fecha que se toma para esta tercera etapa de suspensión, existían en total 493.871 beneficiarios. De ellos, 382.815, eran de la nueva ley de 2008; y 111.056 correspondientes a la ley 15.084.
En este mes de julio, que se cobra en agosto, se van a estar suspendiendo 11.506 Asignaciones Familiares, de la Ley 18.227 y en el mes de agosto, pagadero en setiembre, se van a estar suspendiendo otros 3.660. En total suman 15.166 suspensiones.
El año pasado (2013) se suspendió al 6% del total de beneficiarios y este año se está suspendiendo el 3% de los beneficiarios.
La menor cantidad de suspensiones se dio en niños de 9 años: 239.
En edad escolar, la mayor cantidad de suspensiones se da en los niños de 5 años, donde hubo 1.011. El año pasado la cifra de suspensiones había sido de 31.753, número que fue bajando con el correr de los meses.
El número mayor de suspensiones se dio en Montevideo (4.986), seguido por Canelones (2.495).
En el departamento de Flores, estuvo la cifra más baja de suspensiones, que alcanzó a 82.
Durante la presentación del informe, se destacó que unos 11.000 niños y adolescentes volvieron a estudiar, por los que estos quedaron incluido en el beneficio de volver a cobrar la Asignación Familiar.
Ahora a lo que se deberá apuntar es a reincorporar a esos  más de 15.000 niños y adolescentes, un número aún alto, para la poca población que tiene el país, y que están fuera del sistema educativo, y por ende, imposibilitados de cobrar la prestación que les otorga el Estado uruguayo.
La respuesta la tienen esos niños y jóvenes, pero más sus padres, que tienen la obligación de mandar a sus hijos a estudiar.