Santiago Javier De Andrea, el último “carrero” municipal dedicado a levantar la basura en el centro de Trinidad

TIEMPOS QUE NO VOLVERÁN…

Hay cosas del pasado que quedan prendidas en la memoria de los pueblos, formando parte de una historia que por suerte todavía pueden contar algunos de sus protagonistas. En este caso nos referimos al último “carrero” dedicado a recoger los residuos domiciliarios de los vecinos de Trinidad, en este caso los que residían en el centro de la ciudad, allá por las décadas del 50 y 60.

Santiago Javier De Andrea es hoy un hombre de 91 años de edad, hace ya muchos años jubilado, tras cumplir más de treinta años de labor en la Intendencia, siempre en el área de la recolección de basura.

Lúcido y memorioso recuerda que antes de esa etapa laboral, siendo muy joven y trabajador “independiente”, laburó en la cantera de piedras de La Pedrera y luego fue peón de albañil durante la construcción del Estadio “Juan Antonio Lavalleja”.

Así se fue moldeando en la vida, hasta que durante el gobierno de Don Alfredo Puig Spangenberg pudo ingresar al Municipio, a trabajar como barrendero de las calles de Trinidad. Sin pensarlo ese fue el oficio que tuvo hasta el momento de jubilarse.

Después de la etapa de barrendero de escobillón, pasó a levantar la basura en el centro de la ciudad, en un carro tirado por tres burros, cuando algunas calles todavía eran de adoquín. Fue una etapa de trabajo muy particular de Santiago De Andrea, la que recuerda más, porque pasó varias vicisitudes. Por un lado, cuenta que tenía que lidiar con los burros, animales nobles que solían cruzarse de verada a vereda sin percatarse de los vehículos que circulaban detrás del carro, con el peligro que ello significaba.

Lo que sucedía era que los tres burros que tiraban el carro hacían el recorrido “de memoria”, y donde veían un tarro con basura, allí iban, aunque tuvieran que cruzarse entre los vehículos que circulaban en ese momento por el lugar. El problema era mayor porque ese trabajo lo hacían en el centro de la ciudad, mientras otros carros levantaban basura en otros barrios con menos tránsito.

Pero, por otro lado, algunos vecinos solían increpar a este trabajador, porque no entendían que un muchacho de 20 y pocos años se dedicara barrer las calles, interpretando ese oficio como denigrante, humillante… Tal vez la idiosincrasia de la sociedad en los años 60 llevaba a ese tipo de cosas. Pero esas calificaciones negativas que algunos le hacían no llegaron a amedrentarlo, todo lo contrario, De Andrea sabía que “era un trabajo digno como cualquier otro” y siguió adelante hasta que aparecieron los primeros camiones recolectores que, por supuesto, en nada se parecían a los de ahora, sino que eran de pequeño porte y abiertos totalmente, lo que hacía que en épocas de viento la basura se desparramara por las calles, siendo ese otro problema para el funcionario y los vecinos.

Santiago De Andrea recibió sobre fin de año un reconocimiento de la Asociación de Jubilados y Pensionistas Municipales (AJUPEMUF) por ser el funcionario municipal recolector de basura que más años estuvo en el oficio, traspasando tres períodos bien definidos: como barrendero, como carrero y como camionero.

Durante la entrevista con ECOS REGIONALES, en el patio de su casa de fresco sombrío, De Andrea dijo sentirse orgulloso de ese homenaje, porque significa de alguna manera reconocer muchos años de trabajo en contacto con los vecinos, ejerciendo un oficio que no ha desaparecido pero que ha pasado por mil etapas, a tal punto que la basura –en la medida de su tratamiento- ha pasado a constituirse en un elemento con “valor agregado”, como dicen los técnicos del reciclaje. Muy diferente a aquella época del carro tirado por burros…